En esta Perspectiva, presentaremos los manuscritos de Enoc más conocidos y analizaremos la posibilidad de que José Smith podría haber obtenido los relatos de Enoc, que se encuentran en Moisés 6–7, de alguno de ellos1. Las primeras ideas sobre la relación entre los antiguos manuscritos de Enoc y el Libro de Moisés pueden encontrarse en los escritos de Hugh W. Nibley, quien escribió una serie de artículos sobre el tema para la revista Ensign en 1975–19772.
1 Enoc
De los manuscritos de Enoc existentes, el más conocido es 1 Enoc, también llamado Enoc Etíope, o simplemente El Libro de Enoc. 1 Enoc es una de las obras seudoepígrafas judías más importantes, muy valorada en la comunidad cristiana primitiva y citada explícitamente3 (e implícitamente4) en las epístolas del Nuevo Testamento5.
A excepción de las citas de 1 Enoc que se encuentran en la literatura patrística cristiana, el formato completo del texto era desconocido para el mundo occidental hasta 1773, cuando fue descubierto en Abisinia por James Bruce. Si bien este descubrimiento sacó a 1 Enoc de la oscuridad, permaneció prácticamente intacto hasta que fue traducido al inglés por Richard Laurence en 1821.
¿Cuál es la probabilidad de que José Smith supiera acerca de la traducción de Laurence?6. En su tesis de maestría de 2010, Salvatore Cirillo7 cita y amplía la postura de Michael Quinn8, quien más de una década antes había argumentado que el acceso que José Smith tenía a esta traducción de 1 Enoc se había vuelto de “más allá de una probabilidad, a ser un hecho”. Sin embargo, la certeza de Cirillo está en conflicto con las opiniones de otros académicos que han abordado este tema. Por ejemplo, el renombrado historiador Santo de los Últimos Días Richard L. Bushman concluyó9: “Es difícilmente concebible que José Smith supiera de la traducción de Enoc de Laurence”10.
Debido a que Cirillo está de acuerdo en que José Smith probablemente no tuvo acceso a la impresión de 1821 de la traducción de Laurence, ha argumentado que el Profeta podría haber usado una supuesta edición estadounidense de 1828 de la obra. Sin embargo, ahora se ha proporcionado evidencia de que no existía tal edición11. Aunque los investigadores sin duda continuarán su búsqueda de fuentes a través de las cuales José Smith pudo haber tenido conocimiento de 1 Enoc, argumentar de manera concluyente que realmente vio y estudió tales fuentes probablemente resultará difícil. Más importante aún, por las razones que describimos más adelante, 1 Enoc en su conjunto habría sido una fuente de ideas relativamente infructuosa en comparación con otros textos antiguos de Enoc que José Smith no podría haber conocido.
La mayoría de los eruditos de Enoc dividen el texto de 1 Enoc en cinco libros separados: (1) El Libro de los Vigilantes (capítulos 1-36); (2) El Libro de las Parábolas12 o Similitudes (capítulos 37–71); (3) El Libro de las Luminarias o el Libro Astronómico (capítulos 72–82); (4) Las visiones oníricas o Libro de las Visiones de los Sueños (capítulos 83–90); y (5) El Libro de La Epístola de Enoc (capítulos 91-108)13.
En contraste con los otros cuatro libros, en una de las pocas excepciones a la conclusión de Woodworth se encuentra 1 Enoc, el Libro de Parábolas, que tiene un interés especial para quienes estudian del Libro de Moisés14. Notablemente, ambos libros, el Libro de Moisés y el Libro de las Parábolas, describen ascensos celestiales de Enoc que incluyen visiones con un personaje central y un conjunto común de títulos. Por ejemplo, el título “Hijo del Hombre”, que es una característica notable del Libro de las Parábolas15, aparece con una densidad significativa a lo largo de la gran visión de Enoc en el Libro de Moisés16. Sorprendentemente, los títulos “Elegido”17, “Ungido”18, “Justo”19 también aparecen de manera prominente en ambos textos20. Otros pasajes del Libro de las Parábolas hablan de la resurrección de los justos en los últimos días, quienes serán reunidos en un lugar de gloria y santidad y “con ese Hijo del Hombre comerán, se acostarán y se levantarán por los siglos de los siglos"21.
Sin embargo, aparte de la prominencia compartida del "Hijo del Hombre" y los temas relacionados en el Libro de las Parábolas y el Libro de Moisés, se han identificado muy pocos paralelos únicos e inconfundibles entre los dos capítulos de Enoc del Libro de Moisés y el importante texto de 1 Enoc22. Las semejanzas son relativamente escasas y las ramas de la historia son en su mayoría divergentes. Un estudio del historiador Santo de los Últimos Días, Jed Woodworth, concluyó que los temas principales de “los 105 capítulos traducidos de Laurence no se parecen a los de Enoc de José Smith en ninguna manera tan obvia”23. E incluso un erudito conocedor, escéptico de los orígenes divinos del Libro de Moisés concluyó: “[L]as correspondencias literarias entre Moisés 6–8 y 1 Enoc son, en mi opinión, muy vagas, y se debería dedicar más tiempo y atención a otros temas”24.
En resumen, la investigación en curso ha demostrado que no solo es improbable, sino también erróneo concluir que 1 Enoc sirvió como la inspiración principal para los escritos de José Smith sobre Enoc. A pesar de todo lo que se ha escrito de 1 Enoc, encontramos afinidades significativas más llamativas en otros seudoepígrafos descritos a continuación.
2 Enoc
2 Enoc, también conocido como Enoc eslavo o Los secretos de Enoc, es un texto seudoepigráfico judío que describe el ascenso celestial del patriarca antediluviano Enoc y su iniciación en los misterios divinos. Aunque la mayoría de los estudiosos argumentan que hay una versión original en griego del siglo I d. C., no se han encontrado fragmentos griegos. 2 Enoc llega a nosotros principalmente a través de manuscritos cristianos eslavos medievales25.
Los lectores Santos de los Últimos Días del Libro de Moisés encontrarán muy interesante el relato de 2 Enoc sobre la ascensión de Enoc al cielo más alto y su iniciación en los misterios celestiales en ese reino celestial26. En un momento dado, el Señor le ordena a Miguel que unja y vista a Enoc, diciendo: "Ve y lleva a Enoc y despójale de sus terrenas vestiduras, y úngelo con mi dulce y fragante ungüento y ponle las vestiduras de Mi Gloria"27. Como resultado de esta investidura, Enoc declara: "Y yo me miré y me vi como uno de sus Gloriosos"28. Otros detalles de este ascenso celestial se asemejan a aspectos de la visión de Enoc en Moisés 7.
¿Cuáles son las posibilidades de que José Smith conociera 2 Enoc? La probabilidad es nula, ya que su primera publicación en un idioma occidental (latín) no ocurrió hasta 189929.
3 Enoc
3 Enoc, también conocido como el Apocalipsis hebreo de Enoc o el Libro de los Palacios, es un texto seudoepigráfico judío escrito después de 1 Enoc y 2 Enoc. Podemos ver que 3 Enoc se basa en las tradiciones que se encuentran en la literatura enóquica anterior, especialmente en el Libro de las Parábolas de 1 Enoc. A menudo se agrupa con los textos de la literatura de Hekhalot, un conjunto de escritos judíos esotéricos que presentan la idea de la ascensión al reino celestial. La fecha de su creación es muy controvertida y la mayoría de los estudiosos sugieren que se trata de una obra compuesta escrita por varios autores en diferentes períodos de tiempo.
En una Perspectiva anterior30, se analizó el título de Enoc como un “jovenzuelo” en Moisés 6:31 y 3 Enoc. Otros temas de interés para los lectores Santos de los Últimos Días incluyen la escena en 3 Enoc donde R. Ishmael llega a la entrada al cielo más alto. Además, evocando el relato similar en 2 Enoc, Metatrón (un personaje de Enoc en la tradición judía posterior) le hace recordar a R. Ishmael la transfiguración que ocurrió durante su ascenso al cielo31. Dios le reveló a Enoc los secretos celestiales y le dio un trono similar al trono de gloria, como se menciona en Moisés32.
Metatrón también le mostró a R. Ishmael los espíritus de los muertos, tanto justos como malvados, y también los espíritus de aquellos que están por nacer33. Esto corresponde a Moisés 6:36, que afirma que Enoc “vio los espíritus que Dios había creado” y también a Moisés 7:57 donde Enoc ve en visión: “[Y] salieron cuantos espíritus se hallaban en la prisión, y se pusieron a la diestra de Dios; y el resto quedó en cadenas de tinieblas hasta el juicio del gran día". ¿José Smith pudo haber conocido 3 Enoc? No hay posibilidad de ello, ya que ninguno de los manuscritos existentes de 3 Enoc fue publicado durante su vida34.
Otras fuentes de Enoc
En una Perspectiva anterior35, indagamos en algunas de las fuentes mandeas importantes que se entrelazan con el relato del Libro de Moisés acerca de Enoc. Además, en 2018, John C. Reeves y Annette Yoshiko Reed publicaron el primer volumen de su serie de libros titulada "Enoch from Antiquity to the Middle Ages" (Enoc desde la Antigüedad hasta la Edad Media)36. Este volumen pone a disposición en inglés muchos textos poco conocidos sobre Enoc de fuentes judías, cristianas e islámicas. En otros lugares se han explorado ejemplos de las semejanzas de estos textos con el Libro de Moisés37.
Al igual que las fuentes antiguas de Enoc comentadas anteriormente, ninguna de estas fuentes adicionales habría estado accesible cuando José Smith tradujo el Libro de Moisés.
El Libro de los Gigantes
El Libro de los Gigantes es una colección de fragmentos de un libro enóquico descubierto en Qumrán. No se encuentra dentro de la colección de escritos en el libro etíope de 1 Enoc38 y, en su conjunto, poco se parece a la tradición de Enoc. El material relacionado con el Libro de los Gigantes se incluye en la literatura judía talmúdica y medieval, en descripciones del canon maniqueo39, en citas de heresiólogos hostiles y en fragmentos de Turfán de los siglos III y IV publicados por Henning en 194340. Más tarde, varios fragmentos de una obra relacionada se identificaron entre los manuscritos de Qumrán.
El fragmentario Libro de los Gigantes ha demostrado ser de tremenda importancia para la erudición de Enoc. Fue muy popular en Qumrán, más popular que el propio 1 Enoc. Aun más significativo, podría decirse que es el manuscrito de Enoc más antiguo que existe41. Aunque se habían encontrado fragmentos del Libro de los Gigantes anteriormente en los escritos de Mani, su descubrimiento en Qumrán como parte de los "rollos del mar Muerto" mostró que su composición "es al menos quinientos años [anterior] a lo que antes se pensaba"42. Por lo tanto, nos ayuda a "reconstruir la figura literaria de las primeras etapas de la tradición enóquica"43.
Obsérvese que el término "gigantes" en el título del libro es confuso44. En realidad, el libro describe dos grupos diferentes, a los que en hebreo se hace referencia como gibborim y nefilim. Al examinar la misión de Enoc entre los gibborim, probablemente sea más apropiado leer el término con su connotación habitual en la Biblia de "héroe poderoso" o "guerrero"45. Más tarde, los términos gibborim y nefilim (este último término utilizado originalmente para referirse a lo que parece haber sido un remanente de una raza de "gigantes") se equipararon en algunos contextos46. De acuerdo con esta distinción, José Smith, en su relato de Enoc, diferenció específicamente a los “gigantes” (¿nefilim?) de los otros adversarios de Enoc (¿gibborim?)47.
Aunque los fragmentos combinados del Libro de los Gigantes apenas ocupan tres páginas en la traducción al inglés de García Martínez48, encontramos en él la serie más extensa de paralelismos significativos entre un solo texto antiguo y el relato de José Smith sobre la misión de predicar de Enoc y las batallas posteriores con sus enemigos. Estas semejanzas van desde temas generales en la historia (obras secretas, asesinatos, visiones, libros de memorias terrenales y celestiales que evocan temor y temblor, corrupción moral, esperanza que resiste para el arrepentimiento, el clamor de la tierra, la reunión de los justos, y la eventual derrota de los adversarios de Enoc en la batalla, que termina con su total destrucción y encarcelamiento) a ocurrencias específicas de expresiones raras en los contextos correspondientes (la referencia a un "demente", el nombre y el papel paralelo de Mahíjah/Mahújah y el "rugido de las fieras").
Acontecimiento |
Libro de Moisés |
Libro de los Gigantes |
Obras secretas y asesinatos49 |
6:15 |
1Q23, 9+14+15:2-4 |
Un "demente"50 |
6:38 |
4Q531, 22:8 |
Mahíjah/Mahawai questiona a Enoc51 |
6:40 |
4Q530, 2:20-23 |
Enoc lee el registro de hechos52 |
6:46-47 |
4Q203, 7b col. ii; 8:1-11 |
Temblor y llanto después de que Enoc lee53 |
6:47 |
4Q203, 4:6 |
Llamado al arrepentimiento54 |
6:52 |
4Q203, 8:14-15 |
Concebido en pecado55 |
6:55 |
4Q203, 8:6-9 |
Enoc derrota a los gibborim56 |
7:13 |
4Q531, 22:3-7 |
El "rugido de las fieras"57 |
7:13 |
4Q531, 22:8 |
Encierro de los gibborim inicuos58 |
7:38 |
4Q203, 7B 1:559 |
Los que se arrepintieron reunidos en la(s) ciudad(es) santa(s)60 |
7:16-18, 69 |
Libro de los gigantes de Mani, texto G |
La tierra clama en contra de los pecadores61 |
7:48 |
4Q203, 9-10 |
Ejemplos de temas y expresiones paralelas en el Libro de los Gigantes y relatos de la misión de predicación de Enoc, las batallas y el recogimiento de los justos en Moisés 6-762.
Nos basaremos en temas y expresiones paralelas del Libro de los Gigantes como las anteriores, una por una en varias Perspectivas posteriores.
Resumen
Habría sido virtualmente imposible para José Smith en 1830 haber sido consciente de las semejanzas más importantes con la literatura antigua en sus revelaciones de Enoc. Aparte de las escasas semejanzas únicas y típicamente vagas encontradas en 1 Enoc (que es poco probable que José Smith haya encontrado a detalle), los textos que habrían sido necesarios para que un autor del siglo XIX obtuviera partes significativas de Moisés 6–7, no habían sido descubiertos por los eruditos occidentales ni traducidos al inglés. Además, incluso si otras tradiciones relevantes fuera de la literatura de Enoc (por ejemplo, tradiciones masónicas o herméticas63) hubieran estado disponibles para José Smith en 1830, no le habrían proporcionado al Profeta el conjunto de detalles específicos y a veces peculiares que comparte Moisés 6–7 y la seudoepigrafía como 2 Enoc, 3 Enoc y el Libro de los Gigantes.
Pero no es simplemente la cantidad de detalles diferentes del mundo antiguo lo que nos atrae al relato de Enoc en el Libro de Moisés, sino más bien la belleza, la verdad y la coherencia de la historia como un todo. ¿Cómo es posible que José Smith, con sus propios recursos, haya sorprendentemente logrado lo que tan pocos de su época se habrían atrevido a intentar? Refiriéndose a la traducción del Libro de Mormón, que en varios aspectos es análoga a la traducción del Libro de Moisés, Hugh Nibley describe el prodigio de todo esto64:
Un Víctor Hugo o un Anatole France puede contar una historia convincente cuando está cerca de su propio territorio y tiempo, pero deje que cualquier escritor, incluso el más culto, retroceda un par de miles de años y vaya unos miles de kilómetros alrededor del mundo, y se encontrará en un terreno traicionero en el que la única salida es tomar las alas de la fantasía. … [El autor de Moisés 6-7] imparte su información en un discurso tan simple, sin esfuerzo y sin rodeos que el lector fácilmente pasa por alto la gran cantidad de detalles que se entrelazan en el patrón espontáneo y sin complicaciones. ¿Qué escritor de ficción histórica se ha remotamente acercado alguna vez a semejante logro?
Este artículo fue parcialmente adaptado de Bradshaw, Jeffrey M. y Ryan Dahle. “Could Joseph Smith have drawn on ancient manuscripts when he translated the story of Enoch? Recent updates on a persistent question (4 October 2019)”. Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 33 (2019): 305–373.
Otras lecturas
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Bradshaw, Jeffrey M. y Ryan Dahle. “Could Joseph Smith have drawn on ancient manuscripts when he translated the story of Enoch? Recent updates on a persistent question (4 October 2019)". Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 33 (2019): 305–373.
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Notas sobre las Figuras
Figura 1. Imagen a través de Wikimedia.
1 Véase J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, págs. 1-16 para una descripción completa de la vasta "biblioteca" de Enoc que ha sido creada por judíos, cristianos, musulmanes, maniqueos y "gnósticos" desde la antigüedad hasta la Edad Media.
2 Estos artículos se han reimpreso en Enoch, H. W. Nibley. Para su introducción a la literatura antigua de Enoc, véanse especialmente 91-121, 276-277. Lamentablemente, después de que Nibley completó su investigación inicial para los artículos de la revista Ensign, centró su atención en otros temas y nunca más retomó un estudio sustentado de las conexiones entre Moisés 6–7 y los escritos antiguos sobre Enoc. Desafortunadamente, Nibley recibió uno de los manuscritos más importantes relevantes para su estudio, la publicación de Józef Milik y Matthew Black en 1976 de la primera traducción al inglés del Libro de los Gigantes, solo días antes de la fecha límite de publicación del último artículo de la serie. Como resultado, de las más de 300 páginas que Nibley le dedicó a Enoc en el volumen que reunió sus escritos sobre el tema, solo un reducido número se dedicó a estos importantes fragmentos arameos de “Enoc”.
3 Véase Judas 1:14-15. Cf. 1 Enoc 1:9.
4 Por ejemplo, dentro de 1 Pedro y 2 Pedro. Para una descripción general de las convergencias entre Enoc y los escritos de Pedro consulte K. C. Bautch, Peter.
5 Aunque 1 Enoc es una compilación judía y puede encontrarse en forma fragmentaria en varios idiomas, su texto se ha conservado por completo solo en la tradición del idioma etíope ge'ez.
6 Observamos que dado que José Smith sabía muy bien que el libro bíblico de Judas, cita explícitamente 1 Enoc (Judas 1:14-15. Para evidencia del conocimiento de José Smith de estos versículos, véase J. Smith, Jr., Documentary History, December 1830, 1:132), lo más obvio que podría haber hecho para fortalecer su argumento de la autenticidad del Libro de Moisés (si fuera un impostor consciente) habría sido incluir los versículos relevantes de Judas en algún lugar dentro de sus revelaciones sobre Enoc. Pero el Profeta no lo hizo.
7 S. Cirillo, Joseph Smith.
8 D. M. Quinn, Magic 1998, pág. 193.
9 R. L. Bushman, Rough Stone, pág. 138.
10 Citando a D. M. Quinn, Magic 1998, págs. 190-192, Bushman menciona (R. L. Bushman, Rough Stone, pág. 591 n. 52): Michael Quinn afirma que hay una relación con la traducción de Laurence de Enoc de 1821 y cita una referencia de Enoc en un libro difundido en un periódico de Palmyra. Él no encuentra el verdadero Libro de Enoc en Palmyra o sus alrededores, solo esta referencia en un comentario académico.
11 Y. Ben Tov, Book of Enoch. Tenga en cuenta que esta publicación ha sido eliminada desde entonces sin negación u otra explicación. Se puede acceder en línea en https://web.archive.org/web/20181217192041/https://faithpromotingrumor.com/2017/09/24/the-book-of-enoch-the-book-of-moses-and-the-question-of-availability/.
12 El término “parábolas” tiene un significado diferente en el título del libro que en el Nuevo Testamento. No se refiere a historias simbólicas, sino a profecías de juicios y recompensas de los últimos días para los justos y los malvados.
13 Los capítulos 106-108 generalmente se consideran adiciones posteriores.
14 Para un análisis más detallado, véase J. M. Bradshaw et al., God's Image 2, págs. 36, 78–79, 117, 153–154.
15 G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 46:2-4, pág. 153; 48:2, pág. 166; 60:10, pág. 233; 62:5, 7, 9, 14, pág. 254; 63:11, pág. 255; 69:26-27, 29, pág. 311; 70:1, pág. 315; 71:14, 17, pág. 321.
16 Moisés 7:24, 47, 54, 56, 59, 65.
17 Moisés 7:39. Cf. Moisés 4:2. Véase G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 39:6, pág. 111; 40:5, pág. 130; 45:3-4, pág. 148; 49:2, 4, pág. 166; 51:5a, 3, pág. 180; 52:6, 9, pág. 187; 53:6, pág. 194; 55:4, pág. 198; 61:5, 8, 10, págs. 243, 247; 62:1, pág. 254.
18 En otras palabras, "Mesías". Véase Moisés 7:53. Véase G. W. E. Nickelsburg et al., 48:10, pág. 166; 52:4, pág. 187.
19 Moisés 6:57; 7:45, 47, 67. Véase G. W. E. Nickelsburg et al., 38:2, pág. 95; 53:6, pág. 194. El término también aparece implícitamente en 39:6, pág. 111; 46:3, pág. 153; 49:2, pág. 166; 62:2-3, pág. 254.
20 Para obtener más información sobre este tema, consulte la Perspectiva del Libro de Moisés #15, que se publicará próximamente.
21 G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 62:13–16, págs. 254–255. George Nickelsburg y James VanderKam encuentran este pasaje como una referencia "convincente" de la resurrección (ibíd., pág. 268). Véase también, por ejemplo, ibíd., 45:5, pág. 148. Para obtener más información sobre este tema, consulte la Perspectiva del Libro de Moisés #29, que se publicará próximamente.
22 Estos incluyen elementos del llamado de Enoc, los juramentos de los conspiradores, el motivo del llanto, que también se encuentra en 2 Enoc (J. M. Bradshaw et al., Revisiting; véase también las Perspectivas del Libro de Moisés #25 y #27, que se publicarán próximamente), el surgimiento de combinaciones secretas (también se encuentran en el Libro de los Gigantes; véase Perspectiva del Libro de Moisés #9, que se publicará próximamente), alusiones a la "tierra de justicia" de Enoc y su viaje al "mar al este"/"aguas de Dan" (véase también el Libro de los Gigantes y Perspectiva del Libro de Moisés #24, que se publicará próximamente), alusiones a un "libro de memorias" (que también se encuentra en el Libro de los Gigantes y muchas otras fuentes antiguas; véase la Perspectiva del Libro de Moisés #20, que se publicará próximamente), y destrucción y encarcelamiento de los inicuos (que también se encuentra en el Libro de los Gigantes; véase Perspectiva del Libro de Moisés #13, que se publicará próximamente).Como puede verse, pocos de estos paralelos con el Libro de Moisés son únicos; casi todos ellos y muchos más pueden encontrarse, a menudo con mayor claridad, en otros libros de Enoc además de 1 Enoc que José Smith no pudo haber conocido. Se está realizando una comparación más completa y sistemática de semejanzas entre Moisés 6–7, 1 Enoc y otras seudoepgrafías de Enoc como parte de un proyecto conjunto de Book of Mormon Central y The Interpreter Foundation. Notamos que C. L. Bruno, Congruence and Concatenation, pág. 2 enumera paralelos adicionales con 1 Enoc, algunos de los cuales son tan vagos que casi no tienen sentido. Por ejemplo, en 1 Enoc 10:4-5 se compara un relato de la atadura de Asael (que Bruno describe como un ejemplo de "Precognición y advertencia profética de la destrucción del mundo") con Moisés 7:41-67. En otro caso, un relato del diluvio y el juicio final en 1 Enoc 60 (que Bruno describe como "un orden social revolucionario") se compara con Moisés 7:18-19.
23 R. L. Bushman, Rough Stone, pág. 138. Cf. J. L. Woodworth, Enoch, págs. 190-192.
24 Y. Ben Tov, Book of Enoch.
25 Se han encontrado varios fragmentos coptos más antiguos de 2 Enoc en la Nubia egipcia. Para obtener más información sobre este texto, consulte A. A. Orlov et al., New Perspectives.
26 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.
27 Véase F. I. Andersen, 2 Enoch, 22:8 [J], pág. 138.
28 Véase ibíd., 22:20 [J], pág. 138.
29 Véase ibíd., pág. 97.
30 Central de la Perla de Gran Precio, "Comisión profética de Enoc: Enoc como un jovenzuelo", Perspectiva del Libro de Moisés #3 (13 de agosto de 2020).
31 Central de la Perla de Gran Precio, "Comisión profética de Enoc: Enoc como un jovenzuelo", Perspectiva del Libro de Moisés #3 (13 de agosto de 2020).
32 P. S. Alexander, 3 Enoch, 10:1, pág. 263. Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #22, que se publicará próximamente.
33 Ibíd., 45, págs. 296-299.
34 Ibíd., pág. 224.
35 Véase Central de la Perla de Gran Precio, "Comisión profética de Enoc: El poder de Enoc sobre los elementos y su divina protección", Perspectiva del Libro de Moisés #4 (septiembre 4, 2020).
36 J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1.
37 J. M. Bradshaw et al., Could Joseph Smith Have Drawn (2019).
38 Sin embargo, 1 Enoc y el Libro de los Gigantes tocan algunos temas relacionados. Para un resumen de la relación literaria entre el Libro de los Vigilantes de 1 Enoc y el Libro de los Gigantes, véase L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, págs. 24–28.
39 Homilies 25:2–5, Psalm-Book 46:21–47:4, Kephalia, 5:22–26.
40 Para un estudio completo de la evidencia del manuscrito, véase J. C. Reeves, Jewish Lore. Reeves concluye que esta obra fundamental de la cosmogonía maniquea está en deuda en aspectos importantes con las interpretaciones judías tradicionales de Génesis 6:1–4.
41 L. T. Stuckenbruck, Libro de los gigantes, pág. 31 fecha el Libro de los Gigantes en "algún momento entre finales del siglo III y 164 a. C.". Para obtener un resumen más reciente de la literatura sobre las fechas y los orígenes geográficos del libro, consulte J. L. Angel, Reading the Book of Giants, pág. 315 n. 5. Angel generalmente está de acuerdo con las fechas de Stuckenbruck. Véase ibíd. para un resumen de la evidencia relacionada con las influencias mesopotámicas y helenísticas en el Libro de los Gigantes.
Sobre la popularidad del Libro de los Gigantes en Qumrán, K. M. Penner, Did the Midrash, págs. 44-45 escribe: "Si la identificación de los fragmentos de Qumrán pertenecientes a gigantes es correcta, la obra fue muy popular en Qumrán: Se encontraron unas diez copias, en cuatro cuevas. La importancia de estos números se hace evidente cuando se comparan con los del libro arameo de [1 Enoc] mismo: Solo se encontraron siete copias, todas en una sola cueva. Los únicos libros más populares en Qumrán son Salmos (36 copias), los libros del Pentateuco (23-24, 16, 12-13, 9, 35 copias respectivamente), Isaías (21), Jubileos (17) y el Regla Comunitaria (13); el Documento de Damasco y la Regla de la Congregación tienen diez cada uno".
A pesar de la inigualable prominencia y antigüedad del Libro de los Gigantes en Qumrán, la primera reacción de algunos eruditos es atribuir cualquier parecido con 1 Enoc a "tomar prestado" de esta última fuente. Sin embargo, se debe tener cuidado al concluir que el Libro de los Gigantes depende directamente de 1 Enoc. Por ejemplo, comparando Ezequiel 1, Daniel 7, 1 Enoc 14 y el Libro de los Gigantes, A. M. Davis Bledsoe, Throne Theophanies, pág. 85 argumenta que la adopción que 1 Enoc 14 hizo de la idea Danielica sobre la deidad muestra solo que esta idea fue "aceptada incluso en un período tardío, y no hace automáticamente [a 1 Enoc 14] más antiguo, incluso si la tradición puede ser observada en escritos generalmente más antiguos". De manera más general, ibíd., pág. 90 concluye "que estos tres textos se inspiraron en una tradición(es) común(es) con respecto al trono celestial y luego la(s) adaptaron para que encajara(n) en su contexto individual". Con respecto a la tesis de Angel de que el Libro de los Gigantes, tal como lo tenemos, refleja "las realidades de la vida bajo la ocupación imperial helenística", el propio autor sugiere raíces más antiguas y complejas para la historia (J. L. Angel, Humbling, pág. 80): Hay pistas en el Libro de los Gigantes que señalan una trama más matizada y desarrollada. Los gigantes discuten entre sí y quizás haya diferentes bandos entre ellos. De ese modo, si tengo razón en que el Libro de los Gigantes configura la humillación de los personajes helenísticos de poder, parece que la composición que ahora tenemos ante nosotros solo conserva los restos de una compleja alegoría, cuyos referentes originales no pueden recuperarse.
42 M. Wise et al., DSS, pág. 290.
43 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, pág. 11.
44 La convención actual de usar términos que corresponden a “gigantes” para referirse a los gibborim se debe en gran parte a las influencias posteriores de la traducción griega de la Septuaginta de la Biblia hebrea (véase, por ejemplo, A. T. Wright, Evil Spirits, págs. 83–84) y de la transmisión generalizada de varias traducciones del Libro de los Gigantes dentro de las obras de Mani. Aunque el título del Libro de los Gigantes de Mani aparece “en varios documentos maniqueos y antimaniqueos esparcidos por Europa y África hasta Asia Menor y el Turquestán oriental, no se sabía casi nada del contenido de este documento antes de la aparición del notable artículo de W. B. Henning” en 1943 (J. T. Milik et al., Enoch, pág. 298; W. B. Henning, Book of the Giants). Wright ofrece dos posibilidades para el uso un tanto inesperado de gigantes, la palabra griega para "gigantes" en la Septuaginta (A. T. Wright, Evil Spirits, pág. 92): Puede sugerirse que los traductores griegos de la Biblia hebrea tenían dificultades para comprender parte de la terminología hebrea (por ejemplo, nefilim y gibborim) en el texto y, por lo tanto, tradujeron los términos de manera imprecisa, realzando así la ambigüedad del pasaje. Otra posibilidad es que los eruditos modernos hayan entendido mal lo que los traductores griegos quisieron decir con el uso del término [gigantes]. Parece que se necesita hacer más investigación para descubrir el uso de este término en la literatura griega antes de la traducción de la [Septuaginta]. Para obtener más información sobre el impacto de la Septuaginta en las tradiciones posteriores y sobre las interacciones entre las concepciones judías y griegas relacionadas de los "gigantes", consulte M. Tuval, Giants in the Jewish Literature; S. Newington, Greek Titans. Para las influencias mesopotámicas en las descripciones de los "gigantes" en 1 Enoc, véase H. Drawnel, Mesopotamian Background.
45 Véase, por ejemplo, este sentido de gibborim en Moisés 8:21 (los hijos de los autoproclamados "hijos de Dios"), Génesis 10:8–9 (Nimrod), Génesis 10:25 (Peleg), Génesis 11:4 (los constructores de la Torre de Babel que querían crearse un nombre). Véase también la discusión de Nimrod como un gibbor en Perspectiva del Libro de Moisés #12, que se publicará proximamente.
46 J. C. Reeves, Jewish Lore, págs. 69-70 ofrece el siguiente resumen de los significados complejos y algo controvertidos que se han atribuido a estos términos, así como a los semidivinos "Vigilantes" (véase también A. T. Wright, Evil Spirits , págs. 79-95): El término gbryn es la forma aramea del hebreo gibborim (singular gibbor), una palabra cuya connotación habitual en este último idioma es "héroe poderoso, guerrero", pero que en algunos contextos llegó a interpretarse más tarde en el sentido de "gigantes". [El término se traduce diecisiete veces con la palabra griega para "gigantes" en la Septuaginta.] … De manera similar, nplyn es la forma aramea del hebreo np(y)lym (es decir, nefilim), una designación imprecisa que se usa solo tres veces en la Biblia hebrea. Génesis 6:4 se refiere a los nefilim que estaban en la tierra como resultado de la unión conyugal de los [“hijos de Dios” y las “hijas de Adán”] y además califica su naturaleza al llamarlos gibborim. [Más plausiblemente, Wright (ibíd., págs. 81–82 y J. Grossman, Who Are the Sons of God?, págs. 5-8) argumentan a favor de que Génesis 6:1-4 es una descripción que se desarrolla en estricto orden cronológico, concluyendo que los nefilim estaban en la tierra antes de esta unión conyugal entre los "hijos de Dios" y las "hijas de Adán".] Ambos términos se traducen en Génesis 6:4 [de la Septuaginta] como ["gigantes"] y en Tárgum de Onquelos como gbry'. Números 13:33 informa que los espías israelitas encontraron gigantes nefilim en la tierra de Canaán; aquí los nefilim están asociados con una tradición (¿diferente?) relativa a una raza de gigantes que sobrevivieron entre los grupos étnicos indígenas que habitaban Canaán. Una posible referencia adicional tanto a los nefilim como a los gibborim de Génesis 6:4 se encuentra en Ezequiel 32:27. La perícopa adyacente presenta una descripción de los héroes muertos que yacen en el Seol, entre los que se encuentra un grupo denominado gibborim nophelim [sic] me'arelim. La última palabra, me'arelim, "de los incircuncisos", probablemente debería corregirse con base en la Septuaginta … a me'olam, y la frase completa traducida "aquellos poderosos que yacen allí desde la antigüedad". … La conjunción de gbryn wnpylyn en QG1 1:2 podría verse como una construcción aposicional similar a la expresión 'yr wqdys: “Vigilante y El Santo”…. Sin embargo, la frase también podría estar relacionada con ciertos pasajes que sugieren que había tres clases distintas (o incluso generaciones) de gigantes, cuyos nombres están representados en esta línea. … [C]ompare Jubileos 7:22: “y tuvieron hijos gigantes, todos ellos descomunales, que se devoraban unos a otros: un titán mataba a un gigante, un gigante mataba a un jayán, éste al género humano, y los hombres, unos a otros". Ibíd., pág. 18 propone además que “los hijos de Dios son de hecho [idénticos a] los gigantes mencionados en [Génesis 6:4], mientras que los 'héroes' [es decir, los gibborim] descritos al final de la historia son el resultado de la unión de estos gigantes [es decir, los nefilim] con las hijas del hombre". Si bien puede ser que los gibborim fueran los descendientes de estos matrimonios mixtos y aunque el Libro de Moisés está de acuerdo con la conclusión de Grossman de que los nefilim (también conocidos como "hijos de Dios") no eran divinos, ni siquiera "especialmente cercanos a Dios" (ibíd., pág. 10), el fundamento de la última conclusión difiere, como comentamos en la Perspectiva del Libro de Moisés #6, que se publicará próximamente.
47 Moisés 7:14–15.
48 F. G. Martinez, DSS Translated, págs. 260–262. Por supuesto, las diferentes traducciones difieren en el tamaño de la página y la amplitud. El Libro de los Gigantes ocupa dos páginas en la traducción de Geza Vermes (G. Vermes, Complete, págs. 549-550) y seis páginas en la traducción más completa de Michael Wise et al. que incluye una introducción y un comentario (M. Wise, et al., DSS, págs. 290-295). La publicación más completa del Libro de los Gigantes, incluyendo las traducciones de muchos fragmentos diminutos y tanto el original en arameo como la traducción al inglés ocupa treinta y seis páginas (D. W. Parry, et al., DSSR (2013), págs. 938-974). Incluso si se compara la versión en inglés más extensa de Parry y Tov con la de Nickelsburg y la traducción al inglés de VanderKam de 1 Enoch, se revela que el Libro de los Gigantes es solo un 12% del tamaño de 1 Enoc (G. W. E. Nickelsburg, et al., 1 Enoch, págs. 19-170).
En términos prácticos, esto significa que uno esperaría que las semejanzas significativas con Moisés 6-7 en 1 Enoc sean ocho veces más numerosas que en el Libro de los Gigantes. En realidad, sin embargo, los paralelos en 1 Enoc son mucho menos densos y generalmente menos relevantes que los del Libro de los Gigantes, especialmente si se excluye el Libro de Parábolas de 1 Enoc, donde ocurren algunas de las semejanzas más importantes y singulares. Tampoco es que una buena parte de las semejanzas entre el Libro de los Gigantes y el Libro de Moisés sean únicas, mientras que muchas de las semejanzas en 1 Enoc también se encuentran en el Libro de los Gigantes.
49 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #9, que se publicará próximamente.
50 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #6 y #12, que se publicarán próximamente.
51 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #7 y #8, que se publicarán próximamente.
52 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #10, que se publicará próximamente.
53 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.
54 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.
55 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #11, que se publicará próximamente.
56 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #12 y #24, que se publicarán próximamente.
57 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #12, que se publicará próximamente.
58 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #13, que se publicará próximamente.
59 “[N]os aprisionó y os dominó” (L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, 7 B 1:5, pág. 226); “nos encarceló y tiene poder sobre nosotros” (J. C. Reeves, Jewish Lore, pág. 66). Cf. G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 10:4–6, págs. 215, 221–222; tradiciones sobre el encarcelamiento de los gigantes en los textos del Libro de los Gigantes entre los maniqueos chinos (G. Kósa, Book of Giants Tradition, págs. 175-176).
60 Véanse las Perspectivas del Libro de Moisés #13 y #24, que se publicarán próximamente.
61 Véase la Perspectiva del Libro de Moisés #26, que se publicará próximamente.
62 Para obtener más información sobre estos y otros ejemplos, consulte J. M. Bradshaw et al., God's Image 2, págs. 41–49; J. M. Bradshaw, Could Joseph Smith Have Drawn.
63 Por ejemplo, John L. Brooke (J. L. Brooke, Refiner's Fire, pág. 195) busca argumentar que Sidney Rigdon, entre otros, fue un "canal de la tradición masónica durante los primeros años de José" (W. J. Hamblin et al., Mormon in the Fiery Furnace, pág. 52) y luego hace un conjunto de afirmaciones escasamente fundamentadas que conectan el mormonismo y la masonería. Estas afirmaciones, incluidas las conexiones con la historia de los pilares de Enoc en la Masonería del Arco Real, se refutan en ibíd., págs. 52-58; cf. W. J. Hamblin et all., Review of John L. Brooke, págs. 178-179. El erudito no Santo de los Últimos Días Stephen Webb (S. H. Webb, Jesus Christ, pág. 260) estuvo de acuerdo con Hamblin y otros, concluyendo que “la evidencia real de cualquier vínculo directo entre la teología [de José Smith] y la tradición hermética es, en el mejor de los casos, tenue, y dado que los académicos debaten enérgicamente si el hermetismo constituye siquiera una tradición coherente y organizada, el libro de Brooke debe leerse con bastante escepticismo". Véase también P. L. Barlow, Decoding; R. Bushman, Mysteries; J. Shipps, Sojourner, págs. 204-217. Al señalar la naturaleza poco convincente de los argumentos de Brooke sobre el hermetismo, Stephen J. Fleming ha argumentado recientemente que ideas similares podrían explicarse en términos de afinidades con el platonismo cristiano (S. J. Fleming, Fulness of the Gospel).
En otra parte, Bradshaw ha resumido la historia y el importante papel de la masonería en Nauvoo, al tiempo que ha destacado las dificultades en el argumento de que las ordenanzas de los templos modernos son una simple derivación de la masonería (J. M. Bradshaw, Freemasonry). En un estudio separado, Matthew B. Brown presenta evidencia de conclusiones similares (M. B. Brown, Exploring). Un manuscrito de Brown que trata este tema con mayor profundidad aún está pendiente de publicación.
64 H. W. Nibley, Lehi 1988, pág. 120.