¿Por qué José Smith primeramente se mostró renuente a relatar a otros la Primera Visión?

Imagen José Smith

José Smith–Historia. Perspectiva #12

Basado en el registro documental existente, y por declaración propia, José Smith al principio se mostró renuente a relatar a otros su Primera Visión. En el relato canónico de 1838-1839, José informó que cuando su madre le preguntó qué le había sucedido en la arboleda, se abstuvo de informarle sobre la visión.

Al retirarse la luz, me quedé sin fuerzas, pero poco después, habiéndome recobrado hasta cierto punto, volví a casa. Al apoyarme sobre la mesilla de la chimenea, mi madre me preguntó si algo me pasaba. Yo le contesté: “Pierda cuidado, todo está bien; me siento bastante bien”. Entonces le dije: “He sabido a satisfacción mía que el presbiterianismo no es verdadero” (José Smith–Historia 1:20).

“[José] inicialmente no solo se abstuvo de describir su experiencia a su madre”, mencionó el historiador Ronald Walker, “aparentemente no se lo contó a nadie de su familia en ese momento, aunque es seguro que se los reveló más tarde. A la única persona a la que se lo contó, según su registro, fue a uno de los clérigos vecino de la zona, un hombre de la iglesia que él pensaba que lo entendería y en quien podía confiar”1. De hecho, como se dice en el relato canónico, José confió en “uno de los ministros metodistas” que estaba activo en el área de Palmyra, Nueva York2. Sin embargo, después de contarle a este ministro acerca de la visión, José quedó “sorprendi[do] grandemente; no solo trató [la] narración [de José] livianamente, sino con mucho desprecio, diciendo que todo aquello era del diablo; que no había tales cosas como visiones ni revelaciones en estos días; que todo eso había cesado con los apóstoles, y que no volvería a haber más” (José Smith–Historia 1:21).

Parece que José les contó a otras personas acerca de su visión a principios de la década de 1820, pero rápidamente descubrió que al hacerlo “había despertado mucho prejuicio en contra de [él] entre los profesores de religión” (José Smith–Historia 1:22). Es probable que el recuerdo de José de esta “fuerte persecución” (José Smith–Historia 1:22) que experimentó cuando era joven, se intensificara más allá de su verdadera magnitud por la oposición a la que estuvo expuesto durante la apostasía de Kirtland de 1837 y la Guerra mormona de 1838 hasta el momento en que escribió el relato en la Perla de Gran Precio3. Sin embargo, al menos, está claro que José tomó esta crítica muy personalmente (como uno podría esperar de un adolescente influenciable), así que las reacciones negativas del ministro Metodista y otros residentes de Palmyra fueron suficientes para aparentemente aprisionar al Profeta en un silencio relativo durante el resto de su adolescencia. Como reconoció el historiador James Allen, “hay poca o ninguna evidencia. . . de que a principios de la década de 1830, José Smith estuviera contando la historia [de la Primera Visión] en público. Si acaso la estaba contando, nadie parecía considerarla lo suficientemente importante como para haberla registrado en ese momento, y nadie lo criticaba por ello”4. En lugar de la Primera Visión, como es común hoy en día, “la representación popular de la creencia de los miembros de la Iglesia [en fuentes de las décadas de 1830 y 1840] se centraba en cosas como el Libro de Mormón, el fervor misionero y el concepto de Sion en Misuri”5.

¿Por qué, entonces, José se mostró reacio a hablar públicamente sobre la Primera Visión, pero más tarde la relató? Como se vio anteriormente, una respuesta obvia es que José se sintió herido por el rechazo y el desprecio que experimentó en su adolescencia cuando comenzó a contarle a otros sobre su visión. Como explica Allen,

Algunos señalan que en 1838 [José Smith] declaró que su razón básica para relatar [la Primera Visión] incluso entonces, dieciocho años después de que sucedió, fue en respuesta a las “noticias que personas mal dispuestas e insidiosas ha[bían] hecho circular” [cf. José Smith–Historia 1:1] quienes habían distorsionado los hechos. Además, el joven profeta dijo que había sido severamente rechazado la primera vez que contó la historia en 1820; y puesto que representaba una de sus experiencias espirituales más profundas, bien podría haber decidido difundirla solo en privado hasta tener la certeza de que al relatarla no volvería a recibir la burla generalizada de sus amigos6.

Otra “posible explicación para el hecho de que la historia de la visión no se conociera globalmente en la década de 1830, se encuentra en la convicción de José Smith de que experiencias como estas deben mantenerse alejadas del público en general debido a su naturaleza extremadamente sagrada”7. De acuerdo con las prácticas de los primeros seguidores de Jesús8, “[José] mantuvo sagradas las cosas que lo eran hasta que se requiriera lo contrario. Como lo hizo durante toda su vida, deseaba que sus seguidores tuvieran una dosis de las mismas cosas que él experimentó. Ellos también tendrían que actuar con discreción para cuidar lo que se les reveló”. Como es propio de un patrón general de comportamiento cauteloso por parte de José cuando se trataba de relatar detalles sobre sus visiones a otros, “[e]stá claro que sus primeros instintos y las primeras instrucciones del Señor hicieron que tratara sus experiencias con gran cuidado. Más tarde, cuando fue oportuno, se mostró más comunicativo sobre lo que le había sucedido. Aún así, solo tenemos indicios y vislumbres de la amplitud de sus experiencias”9.

Sin embargo, la renuencia inicial de José a hablar públicamente sobre su Primera Visión no debe confundirse como evidencia de elaboración10. Como señala el propio Allen, José comenzó a registrar y relatar en privado los detalles de su Primera Visión “durante la década de formación de la historia de la iglesia”11. Además de las fuentes históricas contemporáneas sobrevivientes12, las reminiscencias posteriores provistas por otros también nos hacen recordar a José contándole al público sobre la Primera Visión a mediados de la década de 183013. Por lo tanto, no se trata de que José estuviera inventando historias de visiones de manera oportunista para favorecer a sus propósitos, sino más bien que “si José Smith contó la historia a sus amigos y vecinos en 1820, dejó de contarla abiertamente en 1830” y la reveló solamente de manera gradual a una audiencia más amplia a partir de mediados o finales de la década de 183014. Al final de su vida, José, que ya no era el adolescente inseguro de Palmyra, se sintió lo suficientemente confiado como para publicar los relatos de su Primera Visión para que el mundo entero los escudriñara15.

Otras lecturas

Ronald O. Barney, “Joseph Smith’s Visions: His Style and his Record”. Presentado en la Conferencia FairMormon 2013, August 2013.

James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 1, no. 3 (Autumn 1966): 29–46.

Notas al pie de página

 

1 Ronald O. Barney, “Joseph Smith’s Visions: His Style and his Record”. Presentado en la Conferencia FairMormon 2013, August 2013.

2 Sobre la posible, aunque no confirmada, identidad de este ministro Metodista, véase “¿Quién era el ministro con quien José Smith habló acerca de su visión?”, José Smith–Historia. Perspectiva #11 (28 de agosto de 2020).

2 Véase Steven C. Harper, First Vision: Memory and Mormon Origins (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 13–21.

4 James B. Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, Dialogue: A Journal of Mormon Thought 1, no. 3 (Autumn 1966): 30, énfasis en el original.

5 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 31.

6 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 34.

7 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 34.

8 Hugh Nibley, “Censoring the Joseph Smith Story, Part I”, Improvement Era, July 1961, 522.

9 Barney, “Joseph Smith’s Visions: His Style and his Record”.

10 Nibley, “Censoring the Joseph Smith Story, Part I”, 522; “Censoring the Joseph Smith Story”, Improvement Era, November 1961, 813.

11 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 35–37, cita en la pág. 35.

12 Véase “Los relatos de primera mano de José Smith sobre la Primera Visión”, José Smith–Historia. Perspectiva #1 (31 de marzo de 2020); “Relatos de segunda mano de la Primera Visión”, José Smith–Historia. Perspectiva #6 (25 de mayo de 2020).

13 Harper, First Vision, 53–57.

14 Allen, “The Significance of Joseph Smith’s ‘First Vision’ in Mormon Thought”, 44.

15 El relato de José de 1838–39 se publicó en 1842 como parte de la serie “History of Joseph Smith” (Historia de José Smith) (Times and Seasons 3, no. 10 [March 15, 1842]: 726–728; Times and Seasons 3, no. 11 [April 1, 1842]: 748–749). Ese mismo año, José también publicó su editorial “Church History” (Historia de la Iglesia), conocida también como la Carta de Wentworth, que se volvió a publicar dos años después. Véase “El relato de la Primera Visión de 1842”, José Smith–Historia. Perspectiva #5 (13 de mayo de 2020).

Quiasmos en el libro de Abraham

Perspectiva del Libro de Abraham #24

El quiasmo o paralelismo invertido, es “una estructura o sistema [literario] de dos partes en donde la segunda parte es la imagen especular de la primera, es decir, donde el primer término reaparece en el último, y el último en el primero”1. La mayoría de los Santos de los Últimos Días que conocen sobre los quiasmos probablemente han escuchado acerca de su presencia en el Libro de Mormón y la Biblia2. Sin embargo, los quiasmos también se encuentran en el Libro de Abraham. Por ejemplo, los primeros versículos del Libro de Abraham contienen un quiasmo que resalta el derecho de Abraham para poseer el sacerdocio:

A Me fue conferido

B de los padres;

C descendió de los padres, desde que comenzó el tiempo,

D sí, aun desde el principio,

D’ o sea, antes de la fundación de la tierra

C’ hasta el tiempo presente, a saber, el derecho del primogénito, o sea, del primer hombre, el cual es Adán, nuestro primer padre,

B’ y por conducto de los padres

A’ hasta .

(Abraham 1:3)

Otro quiasmo que aparece en Abraham 3, enfatiza la “selección de… nobles como gobernantes”3 sobre la tierra:

A Y el Señor me había mostrado a mí, Abraham, las inteligencias que fueron organizadas antes que existiera el mundo;

B y entre todas estas había muchas de las nobles y grandes;

C y vio Dios que estas almas eran buenas,

D y estaba en medio de ellas,

E y dijo: A estos haré mis gobernantes;

D’ pues estaba entre aquellos que eran espíritus,

C’ y vio que eran buenos;

B’ y me dijo: Abraham, tú eres uno de ellos;

A’ fuiste escogido antes de nacer.

(Abraham 3:22-23)

Lo que hace importante la presencia de paralelismos literarios en el Libro de Abraham, además de ser una evidencia de una “estructura literaria estricta e intencional”4 del texto, es que este tipo de recurso literario es “un rasgo inconfundible” de la literatura del antiguo Egipto5. Esta incluye los quiasmos o los paralelismos invertidos, los cuales han sido identificados en el arte y la arquitectura egipcia6, así como en los textos egipcios antiguos7. Vemos estos rasgos en textos que datan de la época de Abraham como la Estela de Sobek-iry, que contiene un himno al dios Osiris y contiene las siguientes líneas8:

A “Cuyo respeto Atum puso [qmꜣ] en el corazón de los hombres, dioses, espíritus y muertos,

B A quien se le dio el gobierno [rdỉ] en Iunu;

C Grande [ˁꜣ] de presencia en Dyedyu,

D Señor [nb] del miedo en las dos colinas;

E Grande [ˁꜣ ] de terror en Resetau,

F Señor [nb] del respeto en Neninesu.

F ‘ Señor [nb] del poder en Chenenet,

E ‘ Grande [ˁꜣ ] en amor sobre la tierra;

D’ Señor [nb] de buena reputación en el palacio,

C’ Grande [ˁꜣ ] de gloria en Abidos;

B’ A quien se le dio el triunfo [rdỉ] ante la enéada completa,

A ‘ Para quien la matanza se realizó [qmꜣ] en la sala grande de Herur”.

Textos adicionales de la época de Abraham conocidos hoy como la Historia de Sinuhé y la Historia del marinero náufrago, ambos contienen un macro-quiasmo que hace que la narrativa general forme un paralelismo invertido9.

La historia de Sinuhé10

A La huida de Sinuhé de Egipto

B La conversación de Sinuhé con el rey Amunenshi

C La vida y las aventuras de Sinuhé en Siria

B’ La correspondencia de Sinuhé con el rey Senusert I

A’ El regreso de Sinuhé a Egipto

Historia del marinero náufrago11

A Narración enmarcada: El šmsw [guardia real] y el líder

B Salida del narrador

C Vida en la isla

B ‘ El regreso del narrador

A’ Narración enmarcada: šmsw [guardia real] y el líder

Dado que Abraham no escribía literatura egipcia para un público egipcio, la importancia de que los textos del antiguo Egipto y el Libro de Abraham compartan características literarias comunes como el quiasmo y el paralelismo es notable, pero no debe exagerarse. Más bien parece que, debido a que Abraham escribía presumiblemente utilizando rasgos literarios de su propia cultura para aquellos que no eran egipcios (Abraham 1:31)12, la presencia de quiasmos en el Libro de Abraham demuestra la prevalencia de este rasgo literario en el mundo antiguo en general, incluyendo la propia cultura de Abraham, y puede ser visto en general como un indicador del origen antiguo del texto.

Así que mientras que el quiasmo en el Libro de Abraham no prueba necesariamente que el texto es antiguo, su presencia en el Libro es consistente con las expectativas de que el texto tiene un alto grado de historicidad y refuerza su credibilidad general y calidad literaria13.

Otras lecturas

Julie M. Smith, “A Note on Chiasmus in Abraham 3:22–23”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 8 (2014): 187–190.

Notas al pie de página

1 John W. Welch, “Introduction”, en Chiasmus in Antiquity, ed. John W. Welch (Hildesheim: Gerstenberg Verlag, 1981), 10.

2 John W. Welch, “Chiasmus in the Book of Mormon”, en Chiasmus in Antiquity, 198–210; “The Discovery of Chiasmus in the Book of Mormon: Forty Years Later”, Journal of Book of Mormon Studies 16, no. 2 (2007): 74–87, 99.

3 Julie M. Smith, “A Note on Chiasmus in Abraham 3:22–23”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 8 (2014): 189.

4 Smith, “A Note on Chiasmus in Abraham 3:22–23”, 189.

5 Jacqueline E. Jay, Orality and Literacy in the Demotic Tales, Culture and History of the Ancient Near East 81 (Leiden: Brill, 2016), 91–96, quote at 93.

6 Christian E. Loeben, “Symmetrie, Diagonale und Chiasmus als Dekorprinzipien im Bildprogramm des Großen Tempels von Abu Simbel”, en 3. Ägyptologische Tempeltagung, Hamburg, 1.–5. Juni 1994: Systeme und Programme der ägyptischen Tempeldekoration, ed. Dieter Kurth (Wiesbaden: Karrassowitz Verlag, 1995), 143–162.

7 Jay, Orality and Literacy in the Demotic Tales, 29–30; Robert F. Smith, “Chiasmus in Ancient Egyptian & in the So-Called ‘Anthon Transcript’”, documento inédito en posesión de los autores.

8 Para la traducción y análisis de la estructura quiásmica de este pasaje, véase Miriam Lichtheim, Ancient Egyptian Literature, Volume I: The Old and Middle Kingdoms (Berkeley, CA: University of California Press, 1973), 202–203.

9 Véase los comentarios de Richard Parkinson sobre la “simetría interna” de la narrativa “sólidamente estructurada” de Sinuhé. The Tale of Sinuhe and Other Ancient Egyptian Poems, 1940–1640 BC (New York, N.Y.: Oxford University Press, 1997), 11, 21–26; así como el comentario de John Baines acerca de las “formas cíclicas internas” (es decir, el quiasmo) de estos textos. John Baines, “Interpreting the Story of the Shipwrecked Sailor”, Journal of Egyptian Archaeology 76 (1990): 67.

10 Modificado por Smith, “Chiasmus in Ancient Egyptian & in the So-Called ‘Anthon Transcript’”, 8.

11 Following Baines, “Interpreting the Story of the Shipwrecked Sailor,” 67.

12 Eric Jay Olson, “I Have A Question”, Ensign, June 1982, 35–36.

13 Para ejemplos adicionales de quiasmos en el Libro de Abraham, véase la edición reformateada de Book of Abraham Study Edition.

Comisión Profética de Enoc: El poder de Enoc sobre los elementos y su divina protección.

Moisés 4

Perspectiva del Libro de Moisés #4

Moisés 6:26–36

Con la contribución de Jeffrey M. Bradshaw

Algunas de las más notables afinidades antiguas con el Libro de Moisés se encuentran en las Escrituras Mandeas. En este artículo, estudiaremos dos ejemplos: 1. El poder de Enoc sobre los elementos, y 2. La protección divina sobre Enoc. Primero veremos algunos antecedentes acerca de los Mandeos.

Los Mandeos

Mientras que los primeros estudios veían en la era precristiana los orígenes de los mandeos como una comunidad distinta, investigaciones más recientes apuntan a sus inicios como un “grupo bautismal judío en algún lugar de Palestina o Siria, tal vez en el valle del Jordán" del primer siglo. Más tarde, este grupo religioso parece haberse convertido en hereje desde el punto de vista judío ortodoxo”1, y se trasladó hacia el noreste, instalándose finalmente en el sur de Iraq y el suroeste del actual Irán. Trágicamente, “la agitación en la región del Golfo Pérsico ha creado una creciente diáspora mandea. … De los más de 60 000 mandeos que había en Iraq a principios de la década de 1990, solo permanecen allí entre 5 000 y 7 000”2. Ante esta dispersión y escasez de clérigos, la supervivencia misma de esta antigua comunidad religiosa está en peligro3.

Los mandeos son muy conocidos por su gran respeto ante las enseñanzas de Juan el Bautista, tal como se encuentran en sus propias escrituras. También son conocidos por rechazar la figura de Jesús de la tradición cristiana. Los Santos de los Últimos Días encontrarán un interés particular en las enseñanzas y prácticas mandeas relacionadas con las ordenanzas religiosas, incluidos los rituales relacionados con el bautismo y el ascenso al cielo4.

Las escrituras mandeas hablan extensamente sobre mensajeros divinos (uthras) que han sido enviados para ayudar y enseñar a la humanidad. En la posición preeminente está Manda d'Hayye (Conocimiento de la vida), seguido de tres "hermanos… a veces considerados como pertenecientes a tres generaciones diferentes"5: Hibil [Abel, hijo de Adán], Sitil [Set, hijo de Adán], y Anosh [Enós, hijo de Set]. En las escrituras mandeas, estos tres mensajeros son enviados desde el "Mundo de la Luz" en el principio para instruir a Adán y Eva en las ordenanzas y en la oración6.

Aunque en la tradición judía y cristiana, la figura bíblica de Enós es más un transmisor que un autor de textos religiosos (y a menudo se le considera como negativo), en la religión mandea se lo ve de manera completamente positiva como un importante revelador y ayudante de la humanidad7. Para los propósitos de este artículo, también es importante saber que la figura de Enós a menudo se confunde con Enoc tanto en fuentes antiguas8, como en las modernas9 y que, como resultado, la figura de Enós ha pasado a menudo inadvertido para las tradiciones de Enoc dentro y fuera del mandeísmo. Por lo tanto, los ejemplos de afinidades antiguas entre Enoc (como se describe en el Libro de Moisés) y la literatura de Enós, generalmente se reconocen como derivados de fragmentos de las tradiciones de Enoc (en lugar de Enós)10.

El poder de Enoc sobre los elementos

En Moisés 6:34, se le promete a Enoc que, en el orden y llamamiento del sacerdocio al que ha sido ordenado, manifestará el poder de Dios sobre los elementos. Específicamente se le dice, "y las montañas huirán de tu presencia, y los ríos se desviarán de su cauce"11. Este lenguaje resume, selectivamente, el juramento más largo y formal que se le dio a Enoc y está registrado en la Traducción de José Smith de la Biblia en el contexto del llamado de Melquisedec12:

30 Pues Dios, habiendo jurado a Enoc y a su posteridad, con su propio juramento, que todo aquel que fuese ordenado según este orden y llamamiento tendría poder, por medio de la fe, para derribar montañas, para dividir los mares, para secar las aguas, para desviarlas de su curso; 31 para desafiar los ejércitos de las naciones, para dividir la tierra, para romper toda ligadura, para estar en la presencia de Dios; para hacer todas las cosas de acuerdo con su voluntad, según su mandato, para someter principados y potestades; y esto por la voluntad del Hijo de Dios que existió desde antes de la fundación del mundo. 32 Y los hombres que tenían esta fe, habiendo llegado hasta este orden de Dios, fueron trasladados y llevados al cielo" (Genesis 14:30-32).

Más adelante en el Libro de Moisés leemos acerca del cumplimiento de este juramento: "[Y] tan grande fue la fe de Enoc que dirigió al pueblo de Dios, y sus enemigos salieron a la batalla contra ellos; y él habló la palabra del Señor, y tembló la tierra, y huyeron las montañas, de acuerdo con su mandato; y los ríos de agua se desviaron de su cauce"13.

La experiencia de Enoc en el Libro de Moisés se puede comparar con este relato de Enoc del Ginza mandeo14:

La Vida [Suprema] respondió: Levántate, emprende tu camino hacia el origen de las aguas, desvía su cauce. … Con esta orden, Tauriel desvió el agua dulce de su cauce.

No encontramos ningún relato sobre el desvío del cauce de un río por nadie en la Biblia. Por lo tanto, es notable que tal evento aparezca en este relato seudoepígrafo y en el Libro de Moisés, y que en ambos casos la proeza milagrosa se encuentre dentro de una historia sobre Enoc.

La protección divina sobre Enoc

En Moisés 6:32, Dios tranquiliza al recién comisionado Enoc al decir: "Ve y haz lo que te he mandado, y ningún hombre te herirá"15. En el relato del llamado profético de Enós/Enoc en el Ginza mandeo, se presenta una promesa similar de protección divina mientras estaba en un viaje16. Confiado en que recibiría la ayuda divina que necesitaba, relata Enoc17:

Cuando me vi rodeado de enemigos, huí. … Y desde ese momento, con la mirada fija en el camino, miré para ver… si el ángel de la Vida vendría en mi ayuda. … De repente vi abrirse las puertas del cielo.

Después de que se abrieran los cielos, apareció el "Ángel de la Vida" y le habló a Enós. Nótese que el título de Enoc de "jovenzuelo"18 que se encuentra en Moisés 6:31, se retoma en la descripción del Ginza cuando se refiere al profeta como "pequeño Enós"19:

Pequeño Enós, no temas. Temes a los peligros de este mundo; Vengo a ti para librarte de ellos. No temas al impío, y no temas que los ríos se levanten sobre tu cabeza; porque sus esfuerzos serán en vano: no se les permitirá hacerte daño.

Más adelante en el mismo relato, los enemigos de Enós/Enoc lamentan su incapacidad para hacerle daño a él y a sus compañeros. Después, se quejan de que su eventual huida al cielo con sus compañeros ha traído un frustrante final a sus intentos20:

En vano hemos intentado asesinarlos y echar fuego sobre ellos; nada ha podido vencerlos. Y ahora están protegidos contra nuestros golpes.

Aunque la frase "Y ahora están protegidos contra nuestros golpes" no describe específicamente cómo Enós/Enoc y sus compañeros fueron protegidos, el texto que precede a este pasaje da pistas más directas de que fueron "protegidos" al ser llevados al cielo21:

Al huir y esconderse, estos hombres de lo alto han subido más alto que nosotros. Nunca les habíamos conocido. Sin embargo, ahora ven que están cubiertos de gloria y esplendor que se nos presentan en todo el brillo de su júbilo.

El respaldo de la idea de que Enoc y sus compañeros huyeron de sus enemigos a través de un ascenso celestial se puede encontrar en las declaraciones de Ohya, un líder de los gibborim en el Libro de los Gigantes (un texto de Enoc que se encuentra en Qumrán). Ohya cuenta su derrota en una gran batalla contra Enoc y su pueblo22 y luego, al igual que los enemigos de Enoc en el relato del Ginza, Ohya lamenta que sus oponentes mortales ahora "residan en los cielos y vivan con los santos"23. Esta descripción se asemeja a Moisés 7:21, que declara que Sion, la ciudad de Enoc, "con el transcurso del tiempo, … fue llevada al cielo". De manera similar, Moisés 7:69 dice: "Y Enoc y todo su pueblo anduvieron con Dios, y él moró en medio de Sion; y aconteció que Sion no fue más, porque Dios la llevó a su propio seno, y desde entonces se extendió el dicho: SION HA HUIDO”24, un eco emotivo e irónico de las quejas de los enemigos de Enoc en el Ginza: “al huir y esconderse estos hombres … han subido más alto que nosotros”25).

La elección de la palabra “huido” en Moisés 7:69 es adecuada, connota un escape urgente y alude deliberadamente a eventos ocurridos un poco antes en este capítulo cuando tanto las “montañas”26, como los enemigos de Enoc “huyeron”27 del peligro. Pero, como las Escrituras enseñan claramente, una cosa es escapar del peligro y otra escapar a una seguridad sempiterna. Dios había prometido que solo Sion “morar[ía] segura para siempre”28 en Su “propio seno”29, bendita y permanentemente fuera del alcance del tiro de arco y del alcance del oído de sus frustrados enemigos en la tierra.

Este artículo fue adaptado y ampliado a partir de Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God's Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 39–40.

Otras Lecturas

Bradshaw, Jeffrey M. Creation, Fall, and the Story of Adam and Eve. 2014 edición actualizada. En God's Image and Likeness 1. Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2014, págs. 863-882 (Sacred history, rites, and texts of the Mandaeans).

Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God's Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 39-40.

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Nibley, Hugh W. Enoch the Prophet. The Collected Works of Hugh Nibley 2. Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1986, págs. 210–211.

Nibley, Hugh W. 1986. Teachings of the Pearl of Great Price. Provo, UT: Foundation for Ancient Research y Mormon Studies (FARMS), Brigham Young University, 2004, pág. 269.

Consultas

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Notas sobre las Figuras

Figura 1. Imagen a través de Wikipedia. Utilizado bajo una licencia internacional Creative Commons Attribution 4.0 de la agencia de noticias Tasnim.

Figura 2. Imagen de la Catedral de Canterbury, con agradecimiento a Cressida Williams (Sra.), Archivista de la Catedral; Jefa de Archivos y Biblioteca, Catedral de Canterbury. Los relatos mandeos y arameos hablan de que Enoc fue llevado al cielo para protegerlo de sus enemigos. Aquí se representa a Enoc con las manos en alto en la postura tradicional de oración. La mano derecha de Dios emerge de la nube para tomar la muñeca derecha de Enoc y elevarlo al cielo.

Notas al pie de página

1 J. O. Ryen, Mandaean Vine, pág. 41; cf. págs. 21–41. Véase también Gündüz, Knoweldge of Life; E. Lupieri, Mandaeans, págs. 122–172; R. Thomas, Israelite Origins; E. M. Yamauchi, Gnostic Ethics.

2 N. Deutsch, Mandaean Introduction, págs. 527, 535.

3 S. Hensinger, Always a Stranger.

4 A pesar de sus posibles orígenes poscristianos como un pueblo separado, Hugh Nibley considera que, “todo el complejo ritual mandeo con sus continuos lavamientos, vestimentas, comidas rituales, abrazos, saludos y coronaciones [es] una reminiscencia de la investidura egipcia, y Drower, la principal autoridad en el tema, hace tiempo hizo hincapié en el origen prehistórico común de ambos". E. S. Drower, Mandaeans, págs. xviii-xix; H. W. Nibley, Message (2005), pág. 445. Richard Thomas aboga por una conexión con las sectas bautistas palestinas y el culto del templo israelita anterior al exilio. Véase R. Thomas, Israelite Origins, págs. 11–26. Edwin Yamauchi, quien argumentó persuasivamente que, en contraste con la erudición dominante, el movimiento mandeo se originó en Oriente y no antes de los primeros siglos de la era cristiana, sin embargo estuvo de acuerdo con otros investigadores que vieron las raíces de su mitología y tradición en la antigua religión de Mesopotamia. Véase E. M. Yamauchi, Gnostic Ethics, págs. 80-86. Véase también G. Widengren, Enthronement, que analiza el bautismo mandeo a la luz de las tradiciones rituales sirio-mesopotámicas.

5 J. J. Buckley, Mandaeans, pág. 35.

6 K. Rudolph, Coptic, Ginza Right 3, pág. 197; M. Lidzbarski, Ginza, Ginza Right 3, pág. 119. Para una traducción, comentario y análisis de la historia mandea de la creación en el Ginza Rba, Libro 3, véase S. Aldihisi, The Story of Creation in the Mandaean Holy Book the Ginza Rba (Tesis doctoral, identificador: PQ ETD: 591390).

7 J. C. Reeves, Enosh.

8 Véase, por ejemplo, J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, pág. 98: Uno se pregunta si esta curiosa asociación de Enoch con la música y la canción refleja una confusión posterior entre Enoc y Enós, un personaje que recibe la culpa en el mundo por introducir ídolos y su servicio de culto (incluida la música) en el mundo. J. C. Reeves, Enosh: De manera similar, cuando el "Syriac Book of the Bee" [Libro de la Abeja sirio] del siglo XIII afirma que Enós "fue el primero en escribir libros sobre el curso de las estrellas y los signos zodiacales", es probable que Enós haya sido confundido aquí con los más ilustres personajes de Enoc o Set, ambos famosos en fuentes parabíblicas por sus descubrimientos astronómicos. J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, pág. 102. Cf. pág. 293: De acuerdo con Cornelia Schöck (Adam im Islam, 179n. 1049), la peculiar denominación "Enoc el joven" (M. i. A. A. al-Kisa'i, Tales, pág. 75) representa el intento de Kisa'i (de nuestra fuente) de corregir una confusión y combinación erróneas entre los personajes de Enoc y Enós.

9 Véase, por ejemplo, la confusión de la eminente pionera de la investigación mandea Lady E. S. Drower sobre Enós y Enoc (E. S. Drower, Mandaeans, p. xxiv, énfasis agregado): Para referirse nuevamente a Enoc [sic] (la palabra significa “hombre” y parece ser, al igual que Adán, una personificación del principio humano) la asociación se conserva hoy de una manera curiosa. Los árabes han dado a Enoc el nombre de "Idris" … Y esta confusión de Edmondo Lupieri, un erudito mandeo que escribió en 2002 (E. Lupieri, Mandaeans, págs. 164-165, énfasis añadido): Juan se convierte en mandeo de la misma manera y por la misma razón que Adam, Abel, Seth, Enoch [sic], Noé y Sem lo hicieron.

10 Por ejemplo, el destacado investigador de Enoc y de los mandeos, John C. Reeves (J. C. Reeves, Heralds, pág. 142) da el siguiente resumen de importantes escritos de Enós en el Ginza, el libro de escrituras mandeo más importante: El undécimo libro del Ginza de derecha se presenta como el misterio y el libro del gran Anosh, hijo del gran Sitil, hijo del gran Adam, hijo de los poderosos uthras de gloria”. … Enós escapa de los daños debido a su extracción fortuita de la tierra por Manda d'Hayye, un emisario de la principal deidad mandea, quien lo instala en los reinos celestiales, donde continúa residiendo. La porción inicial del duodécimo libro del Ginza de derecha continúa el estilo discursivo en primera persona mostrado en la composición anterior, identificando al hablante como "el gran Anosh, el hijo del gran Sitil, el hijo del gran Adam …" Allí, Enós da testimonio sobre muchas de las vistas que contempló durante su recorrido por los cielos y describe su propia instalación como un 'uthra de luz. Después de este resumen, Reeves comenta (ibíd., pág. 156 n. 13): "La similitud de esta secuencia narrativa con la que relata la trayectoria de Enoc, en 1 Enoc 6–16, probablemente no sea accidental". En particular, los dos ejemplos de similitudes entre el Libro de Moisés y el Ginza descritos en este artículo fueron tomados de los pasajes del Ginza de derecha en el capítulo 11 el cual Reeves menciona anteriormente y, como se verá, se corroboran en parte en el relato de Enoc en el Libro de los Gigantes de Qumrán (Book of Giants from Qumran).

11 Moisés 6:34.

12 TJS Génesis 14:30–32, énfasis añadido. Véase S. H. Faulring et al., Original Manuscripts, OT1 (pág. 34), pág. 127.

13 Moisés 7:13.

14 J. P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 169, traducción al inglés por Bradshaw. Compare la traducción al inglés de Migne provista por H. W. Nibley, Enoch, pág. 210. La traducción original de Migne dice: La Vie [souveraine] lui répondit: Lève-toi, prends ta course vers la source de l'eau, détournes-en le cours, et que cette eau vive et sutile, tombant dans l'eau profonde, en adoucisse l'amertume en s'y mêlant, et que les hommes qui la boivent deviennent semblables à la Vie souveraine. A ce commandement Tavril détourna en effet le cours de l'eau sutile, et la dirigeant dans l'eau amère, il en adoucit l'amertume, en sorte que les hommes se réjouissaient en la buvant. Cf. M. Lidzbarski, Ginza, Ginza de derecha 11, págs. 266–267: Da sprach das große Leben zu Mandä dHaije: „Mache du dich auf, geh an der Spitze des Wassers hin und ziehe einen dünnen Zug lebenden Wassers hin. Es soll hingehen, in das trübe Wasser fallen, und das Wasser werde schmackhaft, auf daß die Menschenkinder es trinken und dem großen Leben gleich werden. Da sprach er zu Taurel-Uthra, dieser machte sich ans Werk, er zog einen dünnen Zug Wassers hin, es fiel in die Tibil, in das Wasser, das nicht schmackhaft war, und das Wasser der Tibil wurde schmackhaft, daß die Menschenkinder es trinken und es ihnen schmecke. El relato de Enoc en el Libro de Moisés no provee un propósito claro del desvío de las aguas de su curso. Quizás haya una versión más larga de la historia donde se explique este detalle. Sin embargo, la promesa del ángel mandeo de liberar a Enós/Enoc del “diluvio que se levantará sobre [su] cabeza” proporciona un tentador indicio de una posibilidad. En el Ginza, el incidente se incorpora a la mitología mandea relacionada con el bautismo. Específicamente, el desvío del cauce del agua se vuelve necesario por la necesidad de que el "agua viva" esté disponible para el bautismo mandeo, que incluye inmersión, beber agua y una serie de apretones sagrados de manos. La primera fase del ritual es descrita por Jorunn Jacobsen Buckley de la siguiente manera (J. J. Buckley, Mandaeans, pág. 82): El sacerdote sumerge a la persona tres veces y usa su dedo mojado para trazar una línea tres veces sobre la frente de la misma, desde la oreja derecha hasta la izquierda. Y de nuevo, tres veces, la persona en el agua recibe una palma llena de agua para beber. El apretón de manos sagrado, el kushta, tiene lugar entre los dos. Erik Langkjer detalla más a fondo (E. Langkjer, de 1 Enoch): Tauriel es el dios antiguo "El, el toro", traducido il, de acuerdo con los textos de Ugarit, tiene su trono cerca de la doble vertiente de agua en la montaña Lel. En el ritual bautismal mandeo, cualquier río que se usa para el bautismo se llama Jordán (Jardna) y el bautismo solo se puede hacer con agua que corre (no en “agua estancada” en una pila o estanque). Lidzbarski piensa que esto refleja una antigua creencia en el Jordán como el río paraíso de Hermón, la montaña de los hijos de Dios en el norte (“como ningún otro río en Asia corre en dirección claramente de norte a sur” [M. Lidzbarski, Ginza, Einleitung, pág. V, 13-15]). Lidzbarski no menciona el Salmo 133:3: La unción sobre la cabeza del sumo sacerdote es “como el rocío del Hermón, que desciende sobre los montes de Sion, porque allí mandó Jehová bendición, la vida eterna”. En la Teología del Templo, el rocío de la mañana y la unción se identifican con el “Agua de Vida” de la montaña de los hijos de Dios.

15 En la Biblia, los verbos hebreos y griegos traducidos como “horadar/traspasar/penetrar” se refieren típicamente a heridas físicas. Véase, por ejemplo, Salmo 22:16; Zacarías 12:10; Números 23:8; Jueces 5:26; 2 Reyes 18:21; Job 40:24; Isaías 27:1; 36:6; Lucas 2:35; Juan 19:34, 37; 1 Timoteo 6:10; Hebreos 4:12; Apocalipsis 1:7. Las excepciones metafóricas incluyen Job 30:17 (es decir, "El dolor traspasa mis miembros" [R. Alter, Hebrew Bible, 30:17, pág. 542] o "cortan mis huesos" [R. P. Scheindlin, Job, 30:17, pág. 122]); Proverbios 12:18 (es decir, "hay quien habla cuyas palabras son como estocadas de una espada" [R. Alter, Hebrew Bible, 12:18, pág. 391]). Sin embargo, en las Escrituras modernas la mayoría de las alusiones del término se refieren a heridas verbales, emocionales y espirituales (véase, por ejemplo, Jacob 2:9, 15, 35; Helamán 5:30; 3 Nefi 11:3; Doctrina y Convenios 1:3; el relato de JS-H Oliver Cowdery), así como a la capacidad de alguien para ver el corazón y las intenciones de las personas (véanse Jacob 2:15; Doctrina y Convenios 121:4; Moisés 7:36). En vista de las promesas que recibió Enoc en su comisión divina y los grandes peligros que enfrentó, no es descabellado suponer que las promesas de Dios a Enoc incluían protección contra ser "traspasado" en todos los sentidos de la palabra. Sin embargo, en este breve artículo, nos centraremos en las acciones del Señor para asegurar su seguridad física.

16 Véase J. P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 167.

17 J, P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 167, traducción al inglés por Bradshaw. El original de Migne dice: Quand je me vis ainsi entouré d'ennemis, je m'enfuis, et, levant les yeux vers le séjour de la lumière, j'appelai à mon secours l'ange de la Vie. … Et depuis ce temps, les yeux fixés sur la route, je regardais si mes frères venaient à moi, si l'ange de la Vie venait à mon secours. Tout à coup je vis la porte du ciel ouverte. Cf. M. Lidzbarski, Ginza, Ginza Right 11, pág. 264, líneas 2–4, 6–9: Täglich, alltäglich suche ich ihnen zu entrinnen, da ich allein in dieser Welt dastehe. Meine Augen blicken zu Mandä dHaije empor. …Täglich blicken meine Augen zu dem Wege empor, den meine Brüder gehen, und zu dem Pfade, auf dem Mandä dHaije kommt. Ich schaue hin und sehe, daß die Pforte des Himmels sich öffnete.

18 Véase Central de la Perla de Gran Precio, “La comisión profética de Enoc: Enoc como un jovenzuelo”, Libro de Moisés Perspectiva #3 (agosto 13, 2020).

19 J. P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 167, traducción al inglés por Bradshaw. El original de Migne dice: Petit Anusch, ne crains rien; tu como redouté les danger de ce monde, je suis venu à toi pour t'en délivrer. Ne crains point les méchants, ne crains point les déluges qu'ils soulèvent sur ta tête; coche leurs esfuerzos seront vains; il ne leur sera pas donné de te faire aucun mal. Cf. M. Lidzbarski, Ginza, Ginza Right 11, pág. 264, líneas 20-27: Kleiner Enös, fürchte dich nicht vor mir. Da Schrecken dich in dieser Welt befiel, kam ich, um dich aufzuklären. Fürchte dich nicht vor den Bösen dieser Welt und vor den Wasserfluten; sie sollen über deinem Haupte hinweggenommen werden. Wie sie über deine Brüder Schwert und Feuer brachten und Schwert und Feuer an sie nicht heranlangen konnten, so werden auch die Wasserfluten an dich nicht heranlangen. Ich werde dir Glanz und Licht bringen, die dir Helfer sein und dir beistehen sollen.

20 J. P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 170, traducción al inglés por Bradshaw. El original de Migne dice: En vain nous avons essayé contre eux le meurtre et le feu; rien n'a pu les atteindre. Ils sont maintenant à l'abri de nos coups. Cf. M. Lidzbarski, Ginza, Ginza Derecha 11, pág. 268, líneas 25-27: Bei seinen Brüdern wurde Feuer und Schwert weggenommen, und sie konnten an sie nicht heranreichen, jetzt […], daß sie für sich dastehen.

21 J. P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 170, traducción al inglés de Bradshaw. El original de Migne dice: C'est en fuyant, c'est en se cachant, que les hommes d'en haut ont monté plus haut que nous. Nous ne les avons jamais connus. Les voici pourtant couverts de gloire et de splendeurs qui nous apparaissent dans tout l'éclat de leur triomphe. Cf. M. Lidzbarski, Ginza, Ginza Right 11, pág. 268, líneas 21-23: Sei es daß sie vor uns davongelaufen sind, sei es daß sie sich vor uns versteckt haben, sie zeigten sich uns nicht. Jetzt zeigten sie sich uns in ihrem reichen Glänze und ihrem großen Lichte.

22 Compárese con Moisés 7:13.

23 F. G. Martínez, Book of Giants (4Q531), 2:6, pág. 262. Cf. J. T. Milik et al., Enoch, pág. 308: “habitan en [los cielo]s y viven en las moradas sagradas”; L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, 4Q531, 17:6, pág. 164: “y en los cielos se encuentran, y entre los lugares santos habitan”; M. Wise et al., DSS, 4Q531, 22:6, pág. 293: “mis oponentes [son los ángeles que] residen en [el cielo], y habitan en los lugares santos”. Cf. H. W. Nibley, Teachings of the PGP, pág. 269. Compárese también W. B. Henning, Book of the Giants, Text A, fragment i (M101i), donde se dice que los ángeles han "cubierto con un velo (o ocultado, o protegido, o quitado de la vista) a Enoc". Un velo similar se describe en un fragmento parto (M291) en relación con "una secuencia posterior de eventos" (J. Wilkens, Remarks, pág. 225). Wilkens señala los pasajes de Henning como una explicación del "hecho de que no hay contacto directo entre Mahawai y Enoc" (ibíd., pág. 225) en el fragmento Uyghur, líneas 11 y 12: "Pero no lo vi en persona” (ibíd., pág. 224). Cf. “[no] moraba entre los seres humanos” (L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, 4Q531, 14:4, pág. 233); “su morada es con los ángeles” (G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 106:7, pág. 536. Véase también 12:1–2, pág. 233).

24 En lo que respecta al tamaño del grupo de acompañantes de Enoc, los textos mandeos contemplan a tres individuos: Enoc y sus dos hermanos uthras. Dentro del Libro de los Gigantes arameo, no se especifica el tamaño de su grupo que se opuso a los gibborim en la batalla. Sin embargo, tanto el Libro de Jasher (M. M. Noah, Jasher, 3:27-38, págs. 7-8), como un relato editado por Jellinek (A. Jellinek, BHM 4, 3:24-38, págs. 7-8 ) proporcionan una analogía explícita a la idea del Libro de Moisés de que un grupo considerable de personas (miles, según Jasher y Jellinek) ascendieron con Enoc. L. Ginzberg, Legends, 1:129–130 resume el relato de Jasher. En su versión, hace una adición a la historia de su propia autoría, contando que cuando la gente buscaba a los que habían ido con Enoc "descubrieron los cuerpos", implicando (¿polémicamente?) que ningún otro mortal podría haber acompañado a Enoc al cielo. Esta adición se puede encontrar en el Sefer ha-Kasdim (ms. Manchester, John Rylands Library, Gaster 177, ff. 36a-b), como se cita en J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, págs. 114-120. Para un análisis adicional de los relatos del mundo antiguo que describen comunidades enteras ascendiendo al cielo (tanto literal como figurativamente), véase D. J. Larsen, Enoch and the City of Zion, y una publicación próxima de una Perspectiva del Libro de Moisés sobre el tema.

25 J. P. Migne, Livre d'Adam, 21, pág. 170, traducción al inglés por Bradshaw.

26 Moisés 7:13. Cf. Moisés 6:34.

27 Moisés 7:14.

28 Moisés 7:20.

29 Moisés 7:69.