¿Quién era el ministro con quien José Smith habló acerca de su visión?

Lane

José Smith-Historia. Perspectiva #11

En el relato canonizado de la Primera Visión, José Smith recordó haber confiado en un ministro metodista y recibió una fuerte reprimenda1.

A los pocos días de haber visto esta visión, me encontré por casualidad en compañía de uno de los ministros metodistas, uno muy activo en la ya mencionada agitación religiosa; y hablando con él de asuntos religiosos, aproveché la oportunidad para relatarle la visión que yo había visto. Su conducta me sorprendió grandemente; no solo trató mi narración livianamente, sino con mucho desprecio, diciendo que todo aquello era del diablo; que no había tales cosas como visiones ni revelaciones en estos días; que todo eso había cesado con los apóstoles, y que no volvería a haber más. (José Smith—Historia 1:21)

El impacto de este rechazo podría haber determinado cómo y cuándo José relató (o no) su historia en los años venideros2. Sin embargo, esta es la única vez que José mencionó este encuentro, y en ninguno de sus relatos de primera mano revela el nombre de este predicador. Por lo tanto, es imposible saber con certeza quién era este ministro. Sin embargo, hay un predicador metodista a quien se refieren Oliver Cowdery y William Smith como alguien influyente en entusiasmo religioso previo a la visión de José Smith, e incluso en el posible estímulo dado a José Smith para orar y pedirle a Dios ante todo: el reverendo George Lane3.

El reverendo George Lane fue un ministro metodista itinerante en el norte de Pensilvania y el oeste de Nueva York a principios de la década de 18204. Fue recordado por su poderosa predicación. Un contemporáneo que lo escuchó predicar en una reunión de campo en 1819 dijo: “Las exhortaciones del élder que presidía, George Lane, fueron contundentes. Los pecadores temblaban al escucharlas, y muchos clamaron en voz alta pidiendo misericordia”5.

Según Oliver Cowdery, en el “decimoquinto año [1820] de José Smith … Un tal Sr. Lane, un élder que presidía la iglesia metodista, visitó Palmyra y sus alrededores. El élder Lane era un hombre talentoso que poseía un gran cantidad de dotes literarios y humildad evidente… La manera de comunicarse del Sr. Lane estaba especialmente calculada para despertar el intelecto del oyente y propiciar a que el pecador mirara a su alrededor en busca de protección; siempre se extraían muchos buenos aprendizajes de sus discursos sobre las Escrituras, y en conjunto con otros, la mente de nuestro hermano [es decir, la de José Smith] también despertó”6. William Smith recordó que el reverendo Lane exhortó específicamente a todo aquel que no estuviera seguro de a qué iglesia unirse, a seguir el consejo de Santiago 1:5, y esto llevó a José a actuar según las palabras de Lane7.

Sin embargo, existen ciertas dudas en cuanto a la fiabilidad de estos recuerdos, ya que el reverendo Lane no se encontraba en la provincia de Ontario (que incluía Palmyra) sino hasta 1824, y trabajó principalmente en el norte de Pensilvania entre 1819 y 18238. El tema se complica aún más por las ambigüedades en las narraciones de Oliver y William. Después de incorporar al reverendo Lane en un escenario de 1820, Oliver traslada su relato al año 1823 y empieza a contar la visita de Moroni en lugar de la Primera Visión9. Por lo tanto, es incierto si Oliver quiso indicar que el reverendo Lane era alguien influyente en 1820 o 182310. En las últimas reminiscencias de William, también combina frecuentemente detalles de la Primera Visión de José Smith en 1820 con la visita de Moroni en 1823, y los relatos de William podrían depender en realidad de la narración de Oliver11.

José Smith, lamentablemente, nunca mencionó al reverendo Lane por su nombre y, por lo tanto, nunca aclaró qué influencia tuvo el predicador en él durante su juventud, si es que tuvo alguna. Sin embargo, a la luz de los relatos de Oliver Cowdery y William Smith, cabe destacar que, según el historiador Larry C. Porter, “Lane estuvo geográficamente cerca de José Smith en varias ocasiones entre los años 1819 y 1825”12. Concretamente, Lane asistió a la Conferencia de Genesee celebrada en Phelps en julio de 1819, a menos de 24 kilómetros de la granja Smith, y probablemente parte de la “agitación extraordinaria” que José recordó previa a la Primera Visión13. Por lo tanto, es posible que José haya escuchado predicar al reverendo Lane antes de su Primera Visión, como lo describieron Oliver y William14.

¿El reverendo Lane podría también ser el mismo predicador anónimo mencionado por José, en quien confió después de su visión? Porter señala: “En julio de 1820, Lane habría tenido que pasar por las cercanías de Palmyra-Manchester en su camino hacia Niágara, en el Alto Canadá”, a la Conferencia de Genesee, que ese año se llevó a cabo en Lundy’s Lane15. Como era habitual, Lane se detenía y predicaba en reuniones de campo en el camino de ida y vuelta a la conferencia16. Potencialmente, esto podría haberle dado a José la oportunidad de hablar con Lane unos meses después de su visión, si Lane realmente era el ministro en el que José recordaba haber confiado. Otros, sin embargo, han argumentado que el ministro al que se refería José era alguien con presencia más frecuente en el área de Palmyra17.

Aunque la “índole y el grado, o incluso la certeza de su conocimiento durante este intervalo” sigue siendo incierta, concluye Porter, “es fácil ver que José Smith podría haber tenido contacto con Lane en varios puntos durante este prolongado período”18.

Otras lecturas

Larry C. Porter, “Rev. George Lane—Good ‘Gifts,’ Much ‘Grace,’ and Marked ‘Usefulness’”, en Exploring the First Vision, ed. Samuel Alonzo Dodge y Steven C. Harper (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 2012), 199–226.

Richard Lloyd Anderson, “Joseph Smith’s Accuracy on the First Vision Setting: The Pivotal 1818 Palmyra Camp Meeting”, en Exploring the First Vision, ed. Samuel Alonzo Dodge y Steven C. Harper (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 2012), 121–131.

Notas al pie de página

 

1 Para el contexto y los antecedentes de la reacción del ministro, véase Christopher C. Jones, “The Power and Form of Godliness: Methodist Conversion Narratives and Joseph Smith’s First Vision”, Journal of Mormon History 37, no. 2 (2011): 88–114, esp. 112–114.

2 Véase Steven C. Harper, First Vision: Memory and Mormon Origins (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 9–12.

3 Véase Oliver Cowdery, “Letter III” Messenger and Advocate 1, no. 3 (December 1834): 42; William Smith Interview with E. C. Briggs, 1893, en Early Mormon Documents, 5 vols. (Salt Lake City, UT: Signature Books, 1996–2003), 1:513.

4 Para obtener más detalles sobre la vida de George Lane, véase Larry C. Porter, “Rev. George Lane—Good ‘Gifts,’ Much ‘Grace,’ and Marked ‘Usefulness’”, en Exploring the First Vision, ed. Samuel Alonzo Dodge y Steven C. Harper (Provo, UT: BYU Religious Studies Center, 2012), 199–226.

5 George Peck, Life and Times of Rev. George Peck (New York, NY: Nelson & Phillips, 1874), 109.

6 Cowdery, “Letter III”, 42. Nótese que la frase “el decimoquinto año” se refiere a cuando José tenía 14 años, es decir, el año 1820. Véase “¿Qué edad tenía José Smith en el momento de la Primera Visión?”, José Smith—Historia. Perspectiva #8 (junio 25, 2020).

7 William Smith Interview, EMD 1:513.

8 Véase Porter, “Rev. George Lane”, 209–210, 216. Curiosamente, como señala Porter (págs. 210–212), el circuito de Lane en ese momento incluía Harmony, Pensilvania, por lo que es probable que conociera a la familia de Emma Hale (la futura esposa de José), quienes eran metodistas devotos.

9 Véase Oliver Cowdery, “Letter IV”, Messenger and Advocate 1, no. 5 (February 1835): 78.

10 Sobre esta confusa secuencia en la narración de Oliver, véase Roger Nicholson, “The Cowdery Conundrum: Oliver’s Aborted Attempt to Describe Joseph Smith’s First Vision in 1834 and 1835”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 8 (2014): 27–44. Véase también Richard Lloyd Anderson, “Joseph Smith’s Accuracy on the First Vision Setting: The Pivotal 1818 Palmyra Camp Meeting”, en Exploring the First Vision, 121–131; Porter, “Rev. George Lane”, 217–219.

11 Véase Kyle R. Walker, William B. Smith: In the Shadow of a Prophet (Salt Lake City, UT: Greg Kofford Books, 2015), 45–49; Anderson, “Joseph Smith’s Accuracy”, 119–121, 130–131, 139–141.

12 Porter, “Rev. George Lane”, 215.

13 Porter, “Rev. George Lane”, 209–210, 215. Sobre la conferencia de 1819 como parte de la agitación religiosa previa a la Primera Visión, véase “Agitación religiosa cerca de Palmyra, Nueva York, 1816-1820”,José Smith—Historia. Perspectiva #7 (junio 9, 2020).

14 Véase Anderson, “Joseph Smith’s Accuracy”, 130.

15 Porter, “Rev. George Lane” 215.

16 Anderson, “Joseph Smith’s Accuracy”, 130, toma nota de una reunión de campo (celebrada en Honeoye, NY, a unos 34 kilómetros al suroeste de Palmyra) a la que Lane asistió en julio de 1820, pero dice, “parece un poco lejos y definitivamente demasiado tarde para relacionarse con la Primera Visión a principios de esa primavera”. Anderson no menciona nada sobre la posibilidad de que Lane sea el predicador con el que habló José después de su visión.

17 Véase D. Michael Quinn. “Joseph Smith’s Experience on a Methodist ‘Camp-Meeting’ in 1820”, Dialogue Paperless #3 (December 2006): 45, 51–54 para una evaluación de los posibles candidatos.

18 Porter, “Rev. George Lane”, 215, 217.

La Primera Visión como una visión del Consejo Divino

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José Smith-Historia. Perspectiva #10

En los diversos relatos de la Primera Visión que dejó José Smith, la aparición de Jesucristo y Dios el Padre, ocupa el escenario central1. Sin embargo, una breve referencia en el relato de 1835 insinúa la posibilidad de que vio a alguien más, aparte del Padre y el Hijo. Justo cuando estaba terminando esta narración de su “primer mensaje”, José mencionó brevemente cómo vio “muchos ángeles en esa visión”2.

Esta tentadora insinuación sugiere que la Primera Visión de José Smith podría haber sido comparable a las teofanías de los antiguos profetas israelitas, donde ellos veían a Dios en medio de su consejo divino. En el antiguo Israel, se creía que Dios gobernaba en el cielo, rodeado de una multitud de seres divinos, llamados de diversas maneras dioses, hijos de Dios, santos, ángeles, y otros títulos similares3. Se consideraba que la señal de un verdadero profeta era que hubiera visto y oído las diligencias del consejo divino de Dios4. Como tal, el llamamiento de un nuevo profeta seguía típicamente un patrón narrativo que culminaba en su legitimación en medio del consejo.

La narrativa típica del llamado profético comenzaba con una introducción histórica, a menudo describiendo un período de problemas en la tierra que lleva al profeta a orar en nombre del pueblo de Israel. Como resultado de la oración, los cielos se abren y el profeta ve a Dios en medio de la hueste celestial, es iniciado en el consejo divino y se le permite presenciar sus deliberaciones y decretos. Entonces la visión culmina con la comisión del profeta de entregar el mensaje que recibió del consejo, al pueblo de Israel.

Los eruditos Santos de los Últimos Días han señalado que Lehi, en el Libro de Mormón, encaja excelentemente en este patrón5. El escenario es “al comenzar el primer año del reinado de Sedequías, rey de Judá”, una época en la que Jerusalén había sido invadida recientemente por los babilonios y cuando había “muchos profetas … profetizando al pueblo que se arrepintiera, o la gran ciudad de Jerusalén sería destruida”. Lehi “oró al Señor, sí, con todo su corazón, a favor de su pueblo”. La oración de Lehi es respondida con una serie de visiones, comenzando con una visión de “un pilar de fuego” y culminando con otra visión de “Dios sentado en su trono, rodeado de innumerables concursos de ángeles, en actitud de estar cantando y alabando a su Dios”. Los miembros del consejo divino descienden a la tierra, y “Uno”, cuyo “resplandor era mayor que el del sol al mediodía”, entregó a Lehi un libro que contenía los decretos del consejo (1 Nefi 1:4–14).

Aunque José Smith no utilizó el patrón literario israelita antiguo para narrar su Primera Visión6, un estudio cuidadoso de sus relatos sugiere que tuvo una experiencia paralela. Al igual que Lehi y muchos de los profetas de la antigüedad, José vivió en una época de “agitación extraordinaria”, en medio del segundo gran despertar (José Smith—Historia 1:5)7. Atrapado en una “guerra de palabras y tumulto de opiniones” (José Smith—Historia 1:10), José salió a una arboleda para orar. Vio una “columna de luz” o “pilar de fuego”, como describe en algunos relatos, que estaba “más brillante que el sol” (José Smith—Historia 1:16)8. José vio entonces “dos Personajes”, identificados como Dios el Padre y su Hijo, Jesucristo (José Smith—Historia 1:17) y, según su relato de 1835, “muchos ángeles”.

Por consiguiente, José Smith parece haber estado en medio de la hueste celestial, haciendo que su Primera Visión fuera similar a los llamados proféticos de los profetas antiguos. En febrero de 1832, José tendría otra visión, esta, en conjunto con Sidney Rigdon, donde describió claramente haber visto a Dios y a Cristo en medio del consejo celestial:

[Y] vimos la gloria del Hijo, a la diestra del Padre, y recibimos de su plenitud; y vimos a los santos ángeles y a los que son santificados delante de su trono, adorando a Dios y al Cordero, y lo adoran para siempre jamás. (Doctrina y Convenios 76:21–22)

Con visiones del consejo divino como la de D. y C. 76, y muy probablemente también la de la Primera Visión, José Smith se posicionó firmemente dentro de la antigua tradición profética hebrea.

Otras lecturas

Val Larson, “First Visions and Last Sermons: Affirming Divine Sociality, Rejecting the Greater Apostasy”, Interpreter: A Journal of Latter-day Saint Faith and Scholarship 36 (2020): 37–84.

Don Bradley, “Joseph Smith’s First Vision as Endowment and Epitome of the Gospel of Jesus Christ”, presentado en 2019 FairMormon Conference, en línea en fairmormon.org.

Stephen O. Smoot, “The Divine Council in the Hebrew Bible and the Book of Mormon”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture (2017): 155–180.

Notas al pie de página

 

1 Para conocer los antecedentes de estos diferentes relatos, consulte “Los relatos de primera mano de José Smith sobre la Primera Visión” José Smith—Historia. Perspectiva # 1 (marzo 31, 2020).

2 https://www.churchofjesuschrist.org/study/scriptures/bofm/1-ne/1?lang=spa” rel=”noopener”>Diario, del 9 al 11 de noviembre de 1835, en Joseph Smith Papers: Relatos de José Smith sobre la Primera Visión, consultado el 13 de agosto, 2020.

3 Véase Stephen O. Smoot, “The Divine Council in the Hebrew Bible and the Book of Mormon”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture ( 2017): 161–163 para conocer los antecedentes del consejo divino.

4 Kevin L. Tolley, “To ‘See and Hear’”, Interpreter: A Journal of Mormon Scripture 18 (2016): 139–143.

5 Véase Blake Thomas Ostler, “The Throne-Theophany and Prophetic Commission in 1 Nephi: A Form-Critical Analysis”, BYU Studies 26, no. 4 (1986): 67–95; John W. Welch, “Lehi’s Council Vision and the Mysteries of God”, en Reexploring the Book of Mormon: A Decade of New Research, ed. John W. Welch (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y FARMS, 1992), págs. 24-25; Stephen D. Ricks, “Heavenly Visions and Prophetic Calls in Isaiah 6 (2 Nephi 16), the Book of Mormon, and the Revelation of John”, en Isaiah in the Book of Mormon, eds. Donald W. Parry y John W. Welch (Provo, UT: FARMS, 1998), 171–90; John W. Welch, “The Calling of Lehi as a Prophet in the World of Jerusalem”, en Glimpses of Lehi’s Jerusalem, eds. John W. Welch, David Rolph Seely y Jo Ann H. Seely (Provo, UT: FARMS, 2004), 421–48.

6 Neal E. Lambert y Richard H. Cracroft, “Literary Form and Historical Understanding: Joseph Smith’s First Vision”, Journal of Mormon History 7 (1980): 31–42 muestran en realidad que la forma narrativa de José Smith es (como era de esperar) consistente con la de las narrativas religiosas de su propia época y lugar. Véase también Christopher C. Jones, “The Power and Form of Godliness: Methodist Conversion Narratives and Joseph Smith’s First Vision”, Journal of Mormon History 37, no. 2 (Spring 2011): 88–114.

7 Véase “Agitación religiosa cerca de Palmyra, Nueva York, 1816-1820” José Smith—Historia. Perspectiva #7 (junio 9, 2020).

8 Para la expresión “columna de fuego”, véase Diario, del 9 al 11 de noviembre de 1835, en Joseph Smith Papers: Relatos de José Smith sobre la Primera Visión. Véase también Historia, aprox. verano de 1832, en Joseph Smith Papers: Relatos de José Smith sobre la Primera Visión. Colsultado el 13 de agosto de 2020.

Escrito de su propia mano en papiro

Perspectiva del Libro de Abraham #23

En la edición actual (2013) de la Perla de Gran Precio, el Libro de Abraham tiene como prefacio la siguiente explicación: “Una traducción de algunos anales antiguos que han llegado a nuestras manos procedentes de las catacumbas de Egipto. Los escritos de Abraham mientras se hallaba en Egipto, llamados el Libro de Abraham, escritos de su propia mano sobre papiro”1. Este título editorial se basó en la impresión del 1 de marzo de 1842 del Libro de Abraham en el Times and Seasons, con algunas modificaciones. Al observar la evidencia en el manuscrito del Libro de Abraham de la era de Kirtland, se revela una frase similar: “Traducción del Libro de Abraham escrita de su propia mano sobre papiro y encontrada en las catacumbas de Egipto2.

Algunos se han preguntado cómo es posible que el papiro adquirido por José Smith haya sido escrito de la “propia mano” de Abraham cuando los papiros datan de alrededor del 300 a. C., muchos siglos después de la vida de Abraham3.

Antes de contestar esta pregunta, el primer problema a determinar es si la frase “de su propia mano sobre papiro” era parte del texto del Libro de Abraham o era una hipótesis moderna hecha por José Smith o sus escribas acerca de la naturaleza de los papiros que adquirieron. Algunas evidencias sugieren que José Smith y los primeros Santos de los Últimos Días creían que los papiros eran tan antiguos como el mismo Abraham4, aunque es necesario tener precaución al evaluar esta evidencia, dado que algunas de estas fuentes son rumores que “podrían haber confundido la frase ‘escrito de la propia mano de Abraham’ (autoría) con ‘la letra de Abraham’ (su caligrafía personal)”5.

Por otro lado, algunos eruditos han argumentado que la frase “el Libro de Abraham; escrito de su propia mano sobre papiro” era el título antiguo del texto mismo. Como han observado, la frase “de su propia mano”, o algo similar, se usaba en el antiguo Egipto simplemente para denotar autoría6. Por ejemplo, un texto del antiguo Egipto contiene estos renglones:

[Si (así) sucede] que quieres recitar un escrito, ven a mi, para que te lleve al lugar donde se encuentra este libro (en concreto) [lit. “papiro”], el cual escribió Tot con su propia mano, él mismo, cuando descendió tras los (otros) dioses7.

La expresión literal utilizada en egipcio antiguo “(con) su propia mano” ([n-]ḏr.ṱ=f ḥˁ=f), el cual de hecho denota autoría8. Una expresión similar, “escrito… con sus propios dedos” (m ḏbˁw=f), también se atestigua en el antiguo Egipto como una manera de atribuir autoría9.

Columna 3 del cuento egipcio demótico de Setne-Jaemuaset (tal como se conserva en este manuscrito del siglo III a. C.). El renglón resaltado en rojo describe cómo el dios Tot fue el autor de un texto de papiro diciendo que escribió el texto “con su propia mano”. Imagen de Vinson (2017), Pl. VI.

La expresión “en la mano” para denotar autoría, autoridad o posesión (“en posesión, a cargo de”, “de”, “a través de”, “a causa de”, “hecho por”, etc.) también aparece en el lenguaje egipcio tal como se hablaba en los días de Abraham, reforzando (aunque no esta comprobado) la posibilidad de que la frase era del texto original antiguo preparado por Abraham10.

Esta frase también aparece en la Biblia. Por ejemplo, algunos libros proféticos hablan de oráculos o “la palabra de Jehová” que vienen a través o por medio de ciertos profetas (p. ej., Malaquías 1:1; Hageo 1:1; 2:1; Zacarías 7:7, 12). Sin embargo, la expresión literal hebrea en estos pasajes, es “de/en la mano” (bĕ yad). En el Nuevo Testamento, algunas de las epístolas de Pablo concluyen con una breve frase que indica que el apóstol escribió “de [su] puño y letra”, aunque seguramente empleó a escribas para ayudarle a redactar sus cartas, e incluso después de que esas cartas fueran copiadas por escribas posteriores (1 Corintios 16:21; Gálatas 6:11; Colosenses 4:18; 2 Tesalonicenses 3:17; Filemón 1:19)11.

Es significativo que una “autobiografía” de un gobernante semita llamado Idrimi de la época de Abraham atribuye la autoría del texto al propio gobernante y al mismo tiempo menciona abiertamente el nombre de quien escribió físicamente el texto12. No sería difícil imaginar una situación similar con Abraham cuando redactó su registro.

Independientemente de lo que José Smith y los primeros Santos de los Últimos Días hayan pensado sobre la antigüedad de los papiros o quién los escribió físicamente, puede obtenerse la siguiente conclusión a partir de las evidencias que han sobrevivido:

El encabezado [del Libro de Abraham] no indica [necesariamente] que Abraham haya escrito esa copia en particular, sino que fue el autor del original… Un texto, independientemente de cuántas copias de él existan en el mundo, es escrito por un autor. Sin embargo, cada copia de ese texto es un manuscrito… Todos sabemos que cuando un autor del mundo antiguo escribía algo, si esos escritos iban a sobrevivir o ser difundidos, el texto tenía que ser copiado una y otra vez y otra vez, generación tras generación. Cuando el encabezado dice que el texto fue escrito de la propia mano de Abraham, señala quién es el autor, no quién copió el manuscrito en concreto que llegó a manos de José13.

Otras lecturas

Hugh Nibley, Abraham in Egypt, 2nd. ed. (Provo, Utah: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 2000), 4–9.

Hugh Nibley, “As Things Stand at the Moment”BYU Studies 9, no. 1 (1969): 74–78.

Notas al pie de página

 

1 “The Book of Abraham”Times and Seasons 3 , no. 9 (March 1, 1842): 704. La edición de Salt Lake City de 1878 de la Perla de Gran Precio eliminó la frase “pretendiendo ser” en el título. Esta omisión se mantuvo en ediciones posteriores, incluida la edición de 1902 preparada por James E. Talmage que sirvió de base para las ediciones de 1981 y la actual del libro de 2013.

2 Robin Scott Jensen y Brian Hauglid, eds., The Joseph Smith Papers, Revelations and Translations, Volume 4: Book of Abraham and Related Manuscripts ( Salt Lake City, UT: Church Historian’s Press, 2018), 219. Para ver el manuscrito en línea, véase Book of Abraham Manuscript, circa July–circa November 1835–C [Abraham 1:1–2:18], en línea en www.josephsmithpapers.org.

3 Marc Coenen, “The Dating of the Papyri Joseph Smith I, X and XI and Min who Massacres his Enemies”, en Egyptian Religion: The Last Thousand Years, ed. Willy Clarysse, Antoon Schoors y Harco Willems (Leuven: Peeters, 1998), 2:1103–15; Michael D. Rhodes, The Hor Book of Breathings: A Translation and Commentary (Provo, UT: Foundation for Ancient Research y Mormon Studies, 2002), 3.

4 “A Glance at the Mormons”, Quincy Whig, 17 October 1840; reproducido en Brian M. Hauglid, ed., A Textual History of the Book of Abraham (Provo, UT: Neal A. Maxwell Institute for Religious Scholarship, 2010), 218; Wilford Woodruff Journal, 19 February 1842; reproducido en Hauglid, A Textual History of the Book of Abraham, 220; Editorial, circa 1 March 1842, Draft, en línea en www.josephsmithpapers.org; Josiah Quincy, Figures of the Past from the Leaves of Old Journals (Boston: Roberts Brothers, 1883), 386.

5 Terryl Givens, The Pearl of Greatest Price: Mormonism’s Most Controversial Scripture (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 155. Véase también el análisis en John Gee, “Eyewitness, Hearsay, and Physical Evidence of the Joseph Smith Papyri”, en The Disciple as Witness: Essays on Latter-day Saint History and Doctrine in Honor of Richard Lloyd Anderson, ed. Stephen D. Ricks, Donald W. Parry y Andrew H. Hedges (Provo, Utah: FARMS, 2000), 192–195.

6 Hugh Nibley, “As Things Stand at the Moment”BYU Studies 9, no. 1 (1969): 74–78; Abraham in Egypt, 2nd. ed. (Provo, Utah: Foundation for Ancient Research y Mormon Studies, 2000), 4–9; cf. John Gee, “Were Egyptian Texts Divinely Written?” en Proceedings of the Ninth International Congress of Egyptologists, ed. J. C. Goyon, C. Cardin (Leuven: Uitgeverij Peeters en Departement Oosterse Studies, 2007), 806; “Literary Titles in Greco-Roman Egypt”, en En détail – Philologie und Archäologie im Diskurs: Festschrift für Hans-W. Fischer-Elfert, ed. Marc Brose et al. (Berlin: De Gruyter, 2019), 344–345.

7 Steve Vinson, The Craft of a Good Scribe: History, Narrative and Meaning in the First Tale of Setne Khaemwas (Leiden: Brill, 2017), 114; cf. Miriam Lichtheim, Ancient Egyptian Literature, Volume III: The Late Period (Berkeley y Los Angeles, CA: University of California Press, 1980), 128; Robert Ritner, traductor, “The Romance of Setna Khaemuas and the Mummies (Setne I)”, en The Literature of Ancient Egypt, ed. William Kelly Simpson, 3rd ed. (New Haven: Yale University Press, 2003), 456; James Allen, The Ancient Egyptian Language: An Historical Study (Cambridge: Cambridge University Press, 2013), 191.

8 Janet H. Johnson, ed., The Demotic Dictionary of the Oriental Institute of the University of Chicago (Chicago, Ill.: Oriental Institute, 2001), 60; Thus Wrote ‘Onchsheshonqy: An Introductory Grammar of Demotic, 3rd ed. (Chicago, Ill.: Oriental Institute, 2000), 31; véase el análisis en Gee, “Were Egyptian Texts Divinely Written?” 807–810, esp. 809; “Literary Titles in Greco-Roman Egypt”, 344–345.

9 Gee, “Were Egyptian Texts Divinely Written?” 809, citando P. Louvre 3284 2, 8/9 y otros textos.

10 Alan Gardiner, Egyptian Grammar, 3rd ed. (Oxford: Griffith Institute, 1957), §178; James Hoch, Middle Egyptian Grammar (Mississauga: Benben Publications, 1997), §81.

11 Lincoln H. Blumell, “Scribes and Ancient Letters: Implications for the Pauline Epistles”, en How the New Testament Came to Be: The Thirty-fifth Annual Sidney B. Sperry Symposium, ed. Kent P. Jackson y Frank F. Judd Jr. (Provo, UT: Religious Studies Center, Brigham Young University; Salt Lake City: Deseret Book, 2006), 208–226.

12 John Gee, “Abraham and Idrimi”Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 22, no. 1 (2013): 34–39, esp. 37.

13 Kerry Muhlestein, “Egyptian Papyri and the Book of Abraham: A Faithful, Egyptological Point of View”, en No Weapon Shall Prosper: New Light on Sensitive Issues, ed. Robert L. Millet (Provo, Utah: Religious Studies Center, Brigham Young University, 2011), 230.

Comisión Profética de Enoc: Enoc como un jovenzuelo

Perspectiva del Libro de Moisés #3

Moisés 6:31

Con contribución de Jeffrey M. Bradshaw

Los lectores del Libro de Moisés a menudo se han sentido intrigados por la autodescripción de Enoc como un “jovenzuelo” (Moisés 6:31), especialmente ante el hecho de que tenía al menos sesenta y cinco años en ese momento (v. 25). Sorprendentemente, este es el único ejemplo del término “jovenzuelo” en las enseñanzas y revelaciones de José Smith. Hugh Nibley fue el primero en reconocer la importancia del uso de este término en el Libro de Moisés, dada la prominencia de la palabra “jovenzuelo” (o el término equivalente “joven”) como nombre de Enoc en varias obras místicas judías1 particularmente en los libros seudoepigráficos de 2 Enoc y 3 Enoc2.

Figura 2. Adán en su trono, los ángeles postrándose ante él, 1576. Rachel Milstein.

Enoc usa el término “jovenzuelo” de una manera un tanto autodenigrante en Moisés 6:31: “¿Por qué he hallado gracia ante tu vista, si no soy más que un jovenzuelo…?” Los ángeles en 3 Enoc también miran con desdén el estatus de Enoc como un “jovenzuelo”. Ven la relativa juventud de Enoc como una razón para desafiar la legitimidad de su ascenso celestial, así como su derecho a respaldar el ascenso de su pupilo, Rabbi Ishmael3. Se describe a Enoc como “el último en llegar, y a pesar de su llegada tardía, se las arregla para convertirse en el más grande en su medio”4. Esto nos recuerda la tradición pre-rabínica de la renuencia inicial de los ángeles a rendir homenaje a Adán, quien a su vez era visto como un joven recién llegado al reino divino5.

Gary A. Anderson de la Universidad de Notre Dame se pregunta por las antiguas referencias a Enoc como un “jovenzuelo”6:

La aclamación de Enoc como “jovenzuelo” es peculiar. Ciertamente evoca a la pregunta que comenzó la historia: “¿Por qué [aquellos] te llaman ‘jovenzuelo’ en las alturas del cielo?”7. Vale la pena señalar que de todos los nombres dados a Enoc, el título de “jovenzuelo” es señalado por la hueste celestial como especialmente apto y apropiado. Evidentemente, los setenta nombres eran de un orden de conocimiento más general que el título específico “jovenzuelo”.

En respuesta a la pregunta de por qué “las setenta naciones del mundo” llamaron a Enoc por sus otros nombres mientras que Dios prefirió llamarlo por el nombre de “jovenzuelo”8, Andrei Orlov propone que Enoc sirvió como una especie de mediador entre las naciones y Dios, con la referencia a sus setenta nombres correspondientes a las setenta naciones del mundo9. En resumen, para las naciones, él era un gobernante, el “Príncipe del Mundo”10, mientras que para Dios era un subordinado, un “jovenzuelo”11.

Buscando la respuesta en otra dirección, Gershom Scholem, seguido por otros eruditos, notó que el título “jovenzuelo” aparece en la literatura judía antigua en conexión con el papel de alguien que sirve “ante el trono celestial y [ministra] su necesidades” o como alguien que sirve “en su propio tabernáculo especial”12.

Una tercera explicación se encuentra en el Zohar y otros escritos relacionados. Allí se entiende que Enoc “se convirtió en un joven” de forma permanente cuando “Dios lo llevó” a vivir para siempre en el mundo celestial13.

Si bien ninguna de estas explicaciones carece de mérito, Anderson prefiere la razón que el mismo Enoc opta por este título, como se registra en el libro de 3 Enoc14:

Y porque yo era el más joven de ellos y un “jovenzuelo” entre ellos con respecto a días, meses y años, por eso me llamaban “jovenzuelo”.

Aunque “la mayoría de los eruditos no han quedado satisfechos con la respuesta simple y algo ingenua que proporciona el texto”15 y en su lugar han formulado una variedad de hipótesis más elaboradas para el nombre, la explicación de Enoc para su título de “jovenzuelo” en el Libro de Moisés se ajusta a la explicación “simple y directa” dada en 3 Enoc.

Este artículo fue adaptado y ampliado a partir de Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 37–39.

Otras Lecturas

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Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 37–39, 93, 582–584.

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Consultas

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Notas sobre las Figuras

Figura 1. Imagen a través de Wikipedia. Se han encontrado ejemplos de autores antiguos que aplican el término hebreo na’ar (que significa “jovenzuelo” o “joven”) tanto a David como a Enoc, así como a personajes exaltados como Adán, Melquisedec y Jesucristo. En una profecía “antigua” que después se aplica a David leemos: “He puesto al joven por encima del guerrero; he [exaltado] a un joven sobre el pueblo ”(traducción como se encuentra en J. H. Eaton, Psalms Commentary, 89:19, pág. 317 con la sustitución de la palabra “exaltado”). Mirando cuidadosamente el Salmo 89:19, encontramos que ofrece una intrigante posibilidad de paralelismo con el título de jovenzuelo/joven dado a Enoc en visión. Citando una visión “antigua” (J. H. Eaton, Psalms Commentary, 89:19, pág. 317; L. T. Dennis et al., ESV, 89:19, pág. 1050) que le fue dada a Su “santo” (VKJ) , se cita al Señor diciendo que ha exaltado a un baḥur de entre el pueblo. Baḥur es una palabra interesante (L. Koehler et al., Hebrew and Aramaic Lexicon, 1:118; F. Brown et al., Lexicon pág. 104c, d), por lo general se traduce como “elegido”, pero quizás en el contexto de este versículo puede traducirse con más precisión como “jovenzuelo” o “joven”, como en la traducción de Eaton: “He puesto a un joven [corregido ‘ezer a naar] por encima del guerrero; he elevado [exaltado] a un joven [baḥur] sobre el pueblo” (J. H. Eaton, Psalms Commentary, 89:19, pág. 317. Cf. K. L. Barker, NIV Study Bible, Psalm 89:19, pág. 889: “He exaltado a un joven de entre el pueblo”). De hecho, se podría suponer un juego de palabras entre baḥir en el v. 3 y baḥur en el v. 19. El joven que está por encima del guerrero (gibbor en hebreo) evoca a la victoria de Enoc sobre los gibborim en el Libro de los Gigantes y en el Libro de Moisés (así como el triunfo del joven David sobre el gigante Goliat). Por supuesto, el motivo de la exaltación del ungido es relevante para las historias del ascenso celestial de Enoc en el Libro de Moisés y en la seudoepigrafía. Para un resumen de otras tradiciones antiguas relacionadas con el resentimiento por la exaltación del rival más joven sobre el mayor, véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, págs. 225, 540–541, 582–583. Véase A. A. Orlov, Enoch-Metatron, pág. 136 para obtener un resumen de la investigación relevante de James Davila. Véase también el análisis en C. Mopsik, Hénoch, págs. 189-191 núm. 4:16 que aplica el título de “jovenzuelo” a personajes angelicales de alto rango, incluido el Mesías, el Ungido de Dios.

Figura 2. Rachel Milstein. De R. Milstein et al., Stories. Original en la Biblioteca del Museo Topkapi Saray, Estambul, Turquía. H. 1227: Ms. T-7. Esta figura ilustra el Corán 2:34: “Y recordad cuando dijimos a los ángeles: ‘Postraos ante Adán’ y todos se postraron excepto Satanás. Se negó y actuó con arrogancia; y fue uno de los incrédulos” (N. J. Dawood, Koran, 2:34, pág. 13; cf. 7:11-18; 15:26–44; 17:61–65, 18:50–51; 38:67-88). Para una descripción detallada de la figura y el incidente descrito, véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, Figura 4-7, pág. 225. En relatos seudoepigráficos, se dice que Enoc experimentó una oposición angelical similar a su exaltación, similar a la resistencia que enfrentó Adán.

Notas al pie de página

 

1 Nibley cita, entre otros, a M. J. bin Gorion (Berdichevsky), Von der Urzeit, págs. 196-197; J. P. Migne, Livre d’Adam, págs. 165-166; A. Jellinek, BHM, 5:172; D. C. Matt, Zohar 4, Be-shallaḥ 2:66a, 2:66b, pág. 366 y núm. 587. Cf. págs. 359 y núm. 563.

2 Véase F. I. Andersen, 2 Enoch, 10:4 (recensión más breve), pág. 119, P. Alexander, 3 Enoch, 2:2, pág. 357, 3:2, pág. 257, 4:1, pág. 258 y 4:10, pág. 259 y C. Mopsik, Hénoch, 48D 1, pág. 156 (97).

3 P. Alexander, 3 Enoch, 2:2, pág. 357, 3 y 4:7–10, pág. 259. Véase A. A. Orlov, Enoch-Metatron, págs. 133-134.

4 A. A. Orlov, Enoch-Metatron, pág. 135, citando una observación de David Halperin.

5 Véase G. A. Anderson, Exaltation, págs. 107–108. Para un análisis adicional de estos y otros relatos relacionados, véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, Excursus 23: The Roles of Christ, Adam, and Michael, págs. 582–584.

6 G. A. Anderson, Exaltation, pág. 107.

7 Véase P. Alexander, 3 Enoch, 4:1, pág. 258.

8 Ibíd., 3:2, pág. 257.

9 A. A. Orlov, Enoch-Metatron, pág. 136.

10 Véase el análisis de las fuentes y el significado del título “Príncipe del mundo” en, p. ej., C. Mopsik, Hénoch, pág. 190.

11 A. A. Orlov, Enoch-Metatron, pág. 136 núm. 231.

12 G. Scholem, Kabbalah, pág. 379. Un argumento relacionado con esta idea podría encontrarse en el Libro de Mormón. Según Matthew Bowen, “la mejor explicación para el nombre Alma es que deriva del término semítico ǵlm (hebreo ʿelem): ‘hombre joven’, ‘joven’, ‘jovenzuelo’. Esto sugiere fuertemente la posibilidad de un juego intencional de palabras sobre el nombre de Alma en el texto subyacente del Libro de Mormón: Alma se convirtió en ‘joven [de Dios]’ o ‘siervo’” (M. L. Bowen, Introduction, pág. lii. Véase M. L. Bowen, Young Man, págs. 91–94 para el análisis completo de Bowen).

13 D. C. Matt, Zohar 5, Sira di-Tsni’uta2: 179a, pág. 582, basado en una interpretación particular de Proverbios 22:6. Daniel Matt explica (ibíd., pag. 582 núm. 87): Metatrón a menudo se describe como un na’ar, “joven, jovenzuelo, sirviente”. Aquí el autor alude a la identificación de Enoc con Metatrón citando la declaración de Proverbios … “Entrena a la juventud”, que se entiende que significa que Enoc se transformó … en joven, es decir, Metatrón. Zohar Hadash, Teruma lo explica de esta manera (M. Margalioth, Midrash ha-Gadol, 42d, pág. 84, como se cita en J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, pág. 298): Como está escrito (en las Escrituras ): “[Y] desapareció, porque lo llevó Dios” (Génesis 5:24): “[Y] desapareció” significa “en este mundo”; “y desapareció” significa “como existía en este mundo”. “Porque lo llevó Dios” significa “(se convirtió en) otra imagen”; en ese (mundo) es permanentemente un joven. Este secreto lo encontramos (en el versículo): “Enoc se convirtió en un joven siguiendo Su camino” (Proverbios 22:6) “(para) conducir todos los mundos”, “y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él” (Proverbios 22:6): He aquí, él se encuentra permanentemente en él, y volvió a ser joven. En Enoc está contenida la forma del mundo oculto. Él es el trono de su Señor. Fue hecho (uno de los mensajeros) para el mundo. Cuando el mundo está (bajo el atributo) de juicio, Metatrón sale y es llamado “el líder de todos los ejércitos celestiales”. El anciano que es un joven va de un mundo a otro, y la ira se calma.

14 G. A. Anderson, Exaltation, pág. 107. Translation of 3 Enoch 4:10 por Anderson.

15 Ibíd., pág. 107.