La misión de enseñanza de Enoc: obras secretas, juramentos y asesinatos

Perspectiva #9 del Libro de Moisés

Moisés 6:15

Con la contribución de Jeffrey M. Bradshaw

De acuerdo con la presentación de los gibborin bíblicos como “grandes guerreros”, los escritos de Enoc que se encuentran en el Libro de Moisés describen escenas de guerras, derramamiento de sangre y muerte entre el pueblo1. Por ejemplo, en Moisés 6:15 leemos2:

“Y los hijos de los hombres eran muchos sobre toda la faz de la tierra. Y en aquellos días Satanás ejercía gran dominio entre los hombres y agitaba sus corazones a la ira; y desde entonces hubo guerras y derramamiento de sangre; y buscando poder”.

El relato del Libro de los Gigantes también comienza haciendo referencia que la tierra se llenó de “muerte, destrucción y corrupción3 moral” 4. La mención de “obras secretas” y “darle muerte”5 en el Libro de Moisés recuerda una descripción similar en el Libro de los Gigantes 6: “[C]onocían los se[cretos]7 y mataron a mu[chos … ]”. En otros lugares, los manuscritos de Qumrán se refieren a la difusión del “misterio de la maldad” 8. Esto recuerda los hechos de los “vigilantes”9 de la tradición judía, seres semidivinos, semi-míticos, que fueron víctimas del pecado10.

Misterios de maldad entre los “vigilantes”

En su resumen de las historias del tipo de conocimiento que se decía que los vigilantes poseían, Hugh Nibley describe esa época como un “tiempo de gran sofisticación intelectual y material”11. Nibley continúa12:

Los líderes del pueblo dedicaron la mayor parte de sus riquezas a todo tipo de proyectos de ingeniería para controlar y templar la naturaleza. Pero el Señor alteró el orden de la creación, haciendo que el sol saliera por el oeste y se pusiera en el este, por lo que todos sus planes fracasaron13. La idea de controlar el medio ambiente independientemente de Dios no es tan tonta como parece, dijo Zohar, “porque conocían todas las artes… y todos los reyes gobernantes [arcontes] a cargo del mundo y confiaban en este conocimiento, hasta que al final Dios los desengañó al restaurar la tierra de su estado primitivo y al cubrirla con agua”14. Rabbi Isaac menciona: “‘En los días de Enoc incluso los niños estaban familiarizados con estas artes misteriosas de [las ciencias avanzadas]’. Dijo R. Yesa: ‘Si es así, ¿Cómo pudieron ser tan ciegos como para no saber que Dios intentó traer el diluvio sobre ellos y destruirlos?’ R. Isaac respondió: ‘Ellos sí lo sabían’”, pero pensaron que eran lo suficientemente inteligentes como para evitarlo. “Lo que no sabían era que Dios gobierna el mundo. … Dios les dio un descanso todo el tiempo que los justos Jered, Matusalén y Enoc estuvieron vivos; pero cuando partieron del mundo, Dios permitió que descendiera el castigo… ‘y fueron borrados de la tierra’ (Génesis 7:23)”15.

Nibley infiere que el conocimiento de los vigilantes también incluye información acerca de ordenanzas sagradas (o, tal vez, imitaciones diabólicas de ellos16) que no debían divulgarse a otros. Por ejemplo, un texto etíope dice17:

En los días de Caín y sus hijos, las prácticas perversas y engañosas aumentaron. Aquellos que se gloriaron [en sus cuerpos] antes que Adán son los ángeles malvados. Habiendo recibido cuerpos, aprendieron un gran pecado. Por lo tanto, expusieron abiertamente toda la obra que habían visto en el cielo.

Asimismo, un fragmento griego de 1 Enoc (Gizeh) presenta18:

Los ángeles grandes regresando de la tierra para informar a Dios que habían encontrado a ‘Azael enseñando toda forma de injusticia sobre la tierra y ha puesto al descubierto aquellos misterios de la época que pertenecen al cielo, los cuales [ahora] se conocen y practican entre los hombres; y también Semyazza está con él, a quien le diste autoridad [sobre] aquellos que lo acompañan.

Además19:

Clemente de Alejandría atribuyó a Musaeus, el fundador de los misterios griegos, un relato de “cómo los ángeles perdieron su herencia celestial al contar las cosas secretas [misterios] a las mujeres”, cosas, observa Clemente, “que los otros ángeles guardan en secreto o las desarrollan discretamente hasta la venida del Señor”.

La tradición islámica enseña que el más importante de estos misterios, enseñado sin autorización a una mujer que fue su cómplice en el pecado20, fue el conocimiento del “Nombre de Dios” por medio del cual los vigilantes pudieron “ascender al cielo”21. Al comentar sobre tales textos, Nibley observa22:

Las ordenanzas no son secretas y, sin embargo, son, por así decirlo, automáticamente codificadas para aquellos que no están autorizados a tenerlas. … Este es el relato clásico de los vigilantes, ángeles que vinieron a llamar a la raza humana al arrepentimiento, pero que, siendo tentados por las hijas de los hombres, cayeron y entregaron los convenios y el conocimiento que poseían. Esta fue su perdición, y siempre fue tratado como el más monstruoso de los crímenes, divulgar las ordenanzas puras del cielo a personas indignas de recibirlas, quienes luego procedieron a ejercerlas con injusticia mientras proclamaban su propia justicia con el argumento de poseerlas.

Mahújah/Mehujael y los misterios de la maldad

Se puede presentar un caso provisional para la identificación del Libro de los Gigantes Mahújah con el Mehujael, quien era descendiente de Caín y el abuelo del malvado Lamec23. Este caso solo se fortalece cuando consideramos el material adicional de la línea familiar de Mehujael incluida en el registro de José Smith. Tenga en cuenta que en el Libro de Moisés, el nieto de Mehujael, como los otros “hijos de los hombres”24 “entraron en el convenio con Satanás según la manera de Caín”25. De manera similar, en 1 Enoc26 leemos que un grupo de conspiradores, representado aquí como hijos de Dios caídos, “todos juraron y se obligaron unos a otros con una maldición”. En otra parte de 1 Enoc aprendemos detalles adicionales acerca de ese pacto27:

Este es el número de Kasbeel, el jefe del juramento, que mostró a los santos cuando moraba en lo alto en gloria y el (o “su”) nombre (es) Beqa. Este le dijo a Miguel que le mostrara el nombre secreto, para que lo pudiera mencionar en el juramento, para que los que mostraban a los hijos de los hombres todo lo que estaba en secreto se estremecieran ante el nombre y el juramento.

Los pasajes en 1 Enoc son similares a la sección del Libro de Moisés que describe una “combinación secreta” que había estado en funcionamiento “desde los días de Caín”28. En cuanto a la naturaleza mortal del juramento, leemos en el Libro de Moisés: “Júrame por tu garganta, y si lo revelas morirás”29, tal como en 1 Enoc los conspiradores “se obligaron unos a otros con una maldición”30.

En 1 Enoc, los conspiradores acordaron sobre su curso de acción diciendo31, “Vayamos y escojamos mujeres dé entre las hijas dé los hombres”. De la misma manera, el Libro de Moisés, el nieto de Mehujael se hizo infame porque “tomó para sí… esposas”32 a quienes reveló los secretos de su liga malvada (para el disgusto de sus compañeros)33. En 1 Enoc, como en el Libro de Moisés34, también leemos específicamente cómo “todos comenzaron a revelar misterios a sus esposas e hijos”35. Revisaremos las consecuencias de la revelación de estos desastrosos misterios en una discusión futura de Moisés 5.

En resumen, el Libro de Moisés, 1 Enoc, y el Libro de los Gigantes revelan el mismo patrón de maldad recurrente y triste, un patrón que Dios le pidió a Enoc que interrumpiera.

Este artículo fue adaptado y ampliado a partir de Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation and Eborn Books, 2014, págs. 45–46.

Otras lecturas

Bradshaw, Jeffrey M. Creation, Fall, and the Story of Adam and Eve. 2014 edición actualizada. En God’s Image and Likeness 1. Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2014, págs. 585–590 (Watchers).

Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. In God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation and Eborn Books, 2014, págs. 45–46.

Draper, Richard D., S. Kent Brown y Michael D. Rhodes. The Pearl of Great Price: A Verse-by-Verse Commentary. Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2005, pág. 88.

Nibley, Hugh W. Enoch the Prophet. The Collected Works of Hugh Nibley 2. Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1986, págs. 178–184, 192, 198 (Watchers).

Referencias

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Bradshaw, Jeffrey M. Creation, Fall, and the Story of Adam and Eve. 2014 edición actualizada. In God’s Image and Likeness 1. Salt Lake City, UT: Eborn Books, 2014. www.templethemes.net.

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Notas sobre las ilustraciones

Figura 1. Hablando como si estuviera de pie ante la escena de la figura, John Bright (1811-1889), un cuáquero, se dirigió conmovedoramente a la Cámara de los Comunes inglesa en oposición a la guerra de Crimea (N. Elliott, John Bright): El ángel de la muerte ha estado en el extranjero por toda la tierra; casi puedes escuchar el batir de sus alas. No hay nadie como antes… que rocíe con sangre el dintel y los dos postes laterales de nuestras puertas, para que perdone y pase; toma a sus víctimas del castillo de los nobles, de la mansión de los ricos y de la cabaña de los pobres y humildes.

Notas al pie de página

 

1Véase Moisés 6:15; 7:7, 16.

2 Moisés 6:15.

3 J. C. Reeves, Jewish Lore, pág. 67.

4 M. Wise et al., DSS, Book of Giants (1Q23), 9+14+15:2-4, pág. 291; F. G. Martinez, Book of Giants (1Q23), 9+14+15:2-4.

5 Moisés 6:15.

6 M. Wise et al., DSS, Book of Giants (1Q23), 9+14+15:2-4, p. 291.

7 Martinez traduce el término como “misterios” (F. G. Martinez, Book of Giants (1Q23), 9+14+15:2, pág. 291). Stuckenbruck es más precavido: “No hay suficiente visibilidad en 1Q23 14 para verificar esta interpretación” (L. T. Stuckenbruck, Book of Giants, pág. 58).

8 M. Wise et al., DSS, Tales of the Patriarchs (1QapGen), 1:2, p. 91. Cf. F. G. Martinez, Genesis Apocryphon, 1:2, pág. 230; J. A. Fitzmyer, Genesis Apocryphon, 1:2, pág. 67: “mystery of evil.” Véase también 2 Tesalonicenses 2:7 (ibíd., pág. 120 no. 1:2). Para conocer una discusión más extensa, véase S. I. Thomas, Mysteries, págs. 180-182.

9 Para la etimología del término “Watchers”, véase G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, págs. 140–141. Véase también J. J. Collins, Sons of God, págs. 263–264.

10 Los relatos que son más conocidos de los Vigilantes, además de las breves alusiones en las Escrituras, se encuentran en 1 Enoc capítulos 6–16, 85–88, 106–107 y el Libro de los Jubileos (ejemplo: O. S. Wintermute, Jubilees, 4:15, pág. 62; 5:2, pág. 62). Muchos investigadores ven a 1 Enoc 6–16 (la parte que es llamada el Libro de los Vigilantes) meramente como “la explicación del autor de una situación política progresiva que Israel está enfrentando”, sin embargo, Archie T. Wright argumente insistentemente que el texto es principalmente la historia “del origen de los espíritus malos basado en su interpretación de Génesis 6:1–4” (A. T. Wright, Evil Spirits, pág. 9. Cf. págs. 49, 138–165).

11 Véase G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 8:1–3, pág. 188.

12 H. W. Nibley, Enoch, págs. 184–185.

13 Véase D. C. Matt, Zohar 1, Be-reshit 1:56a, págs. 315–316 y no. 1545.

14 Ibíd., Be-reshit 1:56b, págs. 318–319.

15 Véase ibid., Be-reshit 1:56b, pág. 319; Génesis 7:23.

16 Véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, pág. 398 no. 5:53-a.

17 S. Grébaut, Computs, pág. 431; cf. B. Mika’el, Enoch, págs. 141–142; B. Mika’el, Mysteries, págs. 26–27. Véase también H. W. Nibley, Enoch, págs. 182–183; J. J. Collins, Sons of God, pág. 269; Job 4:18, 15:8, 15; Mateo 24:36–37; 1 Pedro 1:12. Véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, pág. 727 no. E-104.

18 H. W. Nibley, Enoch, pág. 183; cf. R. H. Charles, Enoch, 9:6–7, pág. 283; G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 9:6–7, pág. 202.

19 H. W. Nibley, Enoch, pág. 184; cf. Clement of Alexandria, Stromata, 5:1:10, pág. 446.

20 J. M. Bradshaw, God’s Image 1, pág. 727 no. E-105.

21 A. I. A. I. M. I. I. al-Tha’labi, Lives, pág. 88; cf. C. Albeck, Midrash, traducción al inglés en J. C. Reeves, Midrash Shemhazai y Azael (inglés) (véase pág. 587).

22 H. W. Nibley, Return, pág. 63; cf. Génesis 6:4-6; J. M. Bradshaw, God’s Image 1, pág. 398 no. 5:53-a.

23 Véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, pág. 96 no. M6-19. Debido a las diferencias en la ortografía hebrea, algunas han cuestionado si se puede hacer una conexión entre Mahíjah/Mahújah (en el Libro de Moisés), Mahaway (en el Libro de los Gigantes) y Mehujael (en Genesis 4:18). Véase el ensayo #7. Para tener una respuesta detallada sobre este asunto, véase J. M. Bradshaw et al., Where Did the Names “Mahaway” and “Mahujah” Come From?

24 Moisés 5:52, 55.

25 Moisés 5:49.

26 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 6:5, pág. 174.

27 G. W. E. Nickelsburg et al., 1 Enoch 2, 69:13–14, pág. 304.

28 Moisés 5:51.

29 Moisés 5:29. Para conocer más sobre los usos de tales pactos dentro y fuera de las escrituras, véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, Moses 5:29-b, c, d, págs. 377–378; J. M. Bradshaw et al., Investiture Panel, págs. 33–34.

30 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 6:5, pág. 174.

31 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 6:1, pág. 174.

32 Moisés 5:44. Véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, pág. 392 no. 5:44-a: “La expresión ‘tomaron para sí’ es paralela a la descripción de las relaciones ilícitas de los maridos inicuos en los días de Noé (Moisés 8:14, 21). A. T. Wright, Evil Spirits, págs. 135–136 observa que “no hay ninguna indicación… de que se haya producido realmente un matrimonio, sino que [la frase] podría traducirse y entenderse como ‘Lamec tomó para sí dos mujeres'”.

33 Moisés 5:47–55. Véase J. M. Bradshaw, God’s Image 1, págs. 395–399 no. 5:47a-54c.

34 Moisés 5:53: “Lamec había dicho el secreto a sus esposas, y ellas se rebelaron contra él, y declararon estas cosas en el exterior, y no tuvieron compasión”.

35 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 8:3, pág. 188. Para conocer una discusión más amplia sobre este tema, véase R. Lesses, They Revealed.