La comisión profética de Enoc: La boca y los ojos de Enoc son abiertos

Libro de Moisés. Perspectiva #2

Moisés 6:31–32, 35

Con la contribución de Jeffrey M. Bradshaw

La apertura de la boca de Enoc

Cuando el Señor llamó a Enoc como profeta, Enoc se preocupó por su capacidad de predicar adecuadamente al pueblo. En particular, se describió a sí mismo como “tardo en el habla”1. Moisés pudo haber estado citando a Enoc cuando, después de recibir su propio llamamiento profético, le dijo al Señor que era “tardo en el habla y torpe de lengua”2, literalmente, en idioma hebreo, “difícil de boca y difícil de lengua”3.

En el caso de Moisés, al igual que con Ezequiel, el problema probablemente no era un impedimento físico al hablar4, sino más bien dudas sobre su fluidez en el idioma nativo de sus oyentes5. ¿Qué idioma sería ese? No era egipcio, por supuesto, porque Moisés había sido criado en Egipto6 y durante su primera aparición en la corte de Faraón, tanto él como Aarón hablaron7. Más bien, como argumenta Richard E. Friedman, Moisés probablemente tuvo dificultades con el hebreo. Friedman observa que “la respuesta de Dios, de hecho, confirma que el problema para Moisés era hablar ‘al pueblo’8, no a los egipcios”9.

¿Enoc podría haber estado en una situación similar? Después de todo, no fue enviado a predicar el arrepentimiento a su propio pueblo (que presumiblemente hablaba su propio idioma), sino más bien al pueblo en la tierra del este a donde su viaje lo había llevado10. Cualquiera que fuera el caso, las fuentes no canónicas de Enoc, parecen corroborar que Enoc tenía problemas al hablar. Algunos relatos, por ejemplo, describen a Enoc “pausado en su discurso” y “a menudo silente”11.

Estas descripciones son notables porque ser “tardo al hablar” no es un tema común entre los profetas bíblicos. A saber, solo describen de esta manera a Moisés y Enoc. También es curioso que en los casos de Enoc y Moisés, “es el tartamudo quien tiene la tarea de llevar la palabra de Dios al mundo humano”12. “Sean cuales sean las circunstancias, la idea subyacente es que la elocuencia profética no es un talento nato, sino un don divino otorgado para un propósito especial, el mensaje se origina de Dios y no del profeta”13.

Aunque Dios presentó a Aarón como portavoz de Moisés, no ofreció tal alivio a Enoc. En cambio, le dio a Enoc mismo “el poder de la palabra”14, un término que no se encuentra en ningún otro lugar en las Escrituras. Por este poder y por su “mandato” al hablar “la palabra del Señor, … tembló la tierra, y huyeron las montañas, … y los ríos de agua se desviaron de su cauce; y se oyó el rugido de los leones en el desierto”, causando que “todas las naciones temie[ran] en gran manera”15.

Las palabras de la promesa de Dios a Enoc también son significativas16: “Abre tu boca y se llenará, y yo te daré poder para expresarte”. Nuevamente, la semejanza más obvia está en el llamado de Moisés, a quien el Señor declaró: “[Y]o estaré en tu boca, y te enseñaré lo que has de decir”17. Sin embargo, un paralelismo similar se encuentra en la literatura seudoepigráfíca de Enoc. En 2 Enoc 39:5, Enoc declara: “… no es de mis propios labios que les estoy informando hoy, sino de los labios del Señor que he sido enviado a ustedes. Porque ustedes escuchan mis palabras, de mis labios, un ser humano creado exactamente igual a ustedes mismos; pero he oído de los labios ardientes del Señor”18.

Figura 2. Los sacerdotes del dios egipcio Anubis, el guía de los muertos y dios de las tumbas y el embalsamamiento, realizan el ritual de apertura de la boca, ca. 1275 a. C. Del Libro de los Muertos de Hunefer, Museo Británico.

Al comentar sobre el lenguaje del Antiguo Testamento que menciona la habilitación de los “labios”, “lengua” y “boca” de un profeta, la erudita bíblica Carol Meyers encontró importantes “similitudes en los rituales empoderadores de ‘apertura de la boca’ en los antiguos textos del Cercano Oriente, especialmente en los egipcios”19. Hugh Nibley recordó que “un propósito de la Apertura de la Boca de los egipcios es hacer que el iniciado ‘recuerde lo que había olvidado, es decir, despertar la mente a su máximo potencial a la manera del despertar de Adán en un nuevo mundo”20. Por medio de ritos de este tipo, la boca también se santifica 21 y se convierte en un conducto para la transmisión de cosas celestiales.

Nibley explicó además22:

El rito se llama Apertura de la Boca porque esta debe ser lo primero, siendo el órgano por el cual uno puede respirar, recibir alimento y hablar. … Entonces la boca viene primero; pero para elevarse por encima de la mera vegetación, la vida debe volverse consciente y sensata, de modo que la apertura de los ojos sigue inmediatamente.

La apertura de los ojos de Enoc

Moisés 6:35–36 relata la unción, el lavado y la “apertura” de los ojos de Enoc:

35 Y el Señor habló a Enoc y le dijo: Úntate los ojos con barro, y lávatelos, y verás23. Y Enoc lo hizo.

36 Y vio los espíritus que Dios había creado; y también vio cosas que el ojo natural no percibe; y desde entonces se esparció este dicho por la tierra: El Señor ha levantado un vidente a su pueblo.

Las descripciones de las visiones de Enoc o los recorridos por los mundos celestiales aparecen con frecuencia en textos seudoepigráficos. Aunque el relato de Enoc en el Libro de Moisés se centra más en la historia de la salvación que en los fantásticos reinos celestiales tan prominentes en otros relatos, es notable que los pocos detalles que se nos dan en el Libro de Moisés a menudo se alinean bastante bien con los relatos no canónicos de sus visiones. Por ejemplo, el Libro de Moisés destaca de manera prominente la capacidad de Enoc para ver “cosas que no eran visibles para el ojo natural”, de acuerdo con el mandato del Señor en 2 Enoc para que él hiciera un “registro de toda su creación, visible e invisible”24 y de haber visto a Dios hacer que “las cosas invisibles desciendan visiblemente”25. Otro relato cuenta cómo Enoc se “entrenó” para ver visiones divinas de cosas invisibles mientras estaba “en su estado normal (es decir, corporal)”26.

Moisés 6:362 Enoc 64:5Sefer Mishkqn (Rollo del Mishkán)
[Enoc] vio cosas que el ojo natural no percibeY [el Señor] ordenó a Enoc que [hiciera] … un registro de toda su creación, visible e invisibleEsas … no son visibles para nadie en su estado corporal … pero después de que [Enoc] se entrenó para estar con Dios, (las) vio

Como una señal de su llamamiento profético, los labiosde Isaías27 y Jeremías28 fueron tocados para prepararlos para sus roles como voceros divinos. Sin embargo, tanto en el caso del Libro de Moisés como en el de la seudoepigrafía, los ojos de Enoc “fueron abiertos por Dios”29 para permitir “la visión del Santo y del cielo”30. Las palabras de una canción grabada divinamente en Joseph Smith’s Revelation Book 2 están en un notorio acuerdo con 1 Enoc31:

Canción de Enoc 41 Enoc 1:2
[Dios] tocó los ojos de [Enoc] y vio el cieloDios abrió los ojos [de Enoc], quien tuvo la visión del Santo y del cielo

Esta acción divina habría tenido un significado especial para José Smith, quien aludió en otros lugares a los casos en que Dios tocó sus ojos antes de que los cielos se abrieran sobre él32.

La descripción de la unción de los ojos con arcilla en el Libro de Moisés evoca la curación por Jesús del hombre que nació ciego33. Y, de hecho, puede ser que las acciones de Jesús estaban destinadas, al menos en parte, a aludir a la experiencia de Enoc. Para aclarar aún más el significado de esta acción, Craig Keener34 observó que “al hacer arcilla con la saliva35 y aplicarla en los ojos ciegos de nacimiento, Jesús simbólicamente repitió el acto creativo de Génesis 2:7″36. Curiosamente, en el Libro de Moisés, lo primero que ve Enoc después de haber ungido sus ojos con barro son los “espíritus que Dios había creado37.

Este artículo fue adaptado y ampliado a partir de Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 36, 39-41.

Otras lecturas

Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014, págs. 36, 39–41, 93.

Draper, Richard D., S. Kent Brown y Michael D. Rhodes. The Pearl of Great Price: A Verse-by-Verse Commentary. Salt Lake City, UT: Deseret Book, 2005, págs. 94–95.

Nibley, Hugh W. Enoch the Prophet. The Collected Works of Hugh Nibley 2. Salt Lake City, UT: Deseret Book, 1986, pág. 211.

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Consultas

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Bradshaw, Jeffrey M. y David J. Larsen. Enoch, Noah, and the Tower of Babel. En God’s Image and Likeness 2. Salt Lake City, UT: The Interpreter Foundation y Eborn Books, 2014.

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Notas de las figuras

Figura 1. Derechos de autor Brian Kershisnik.

Figura 2. Del Libro de los Muertos de Hunefer, Museo Británico. Wikipedia.

Notas al pie de página

 

1 Moisés 6:31.

2 Éxodo 4:10.

3 Cf. Éxodo 6:30: “incircunciso de labios”.

4 Como se argumenta en algunos aspectos de la tradición judía, por ejemplo, Abarbanel, Nahmánides, Éxodo Rabá (M. Carasik, Exodus, pág. 26; H. Freedman et al., Midrash, Exodus 1:26, 3:33–34). Contra RAMBAM: “Vemos en Ezequiel 3:5–6 que ‘lengua difícil’ describe a alguien que no habla con fluidez el idioma del reino. ¿Podría pensarse que un profeta que conocía a Dios cara a cara y recibió la Torá directamente de su mano, era un tartamudo? La idea de que Moisés tartamudeaba no se encuentra en ninguna parte de la literatura rabínica. No preste atención a los libros apócrifos”. (M. Carasik, Exodus, pág. 26). Nótese la declaración de Esteban en Hechos 7:22 de que Moisés era “poderoso en sus palabras” que significa “un poderoso orador” (S. Sandmel et al., New English Bible, Acts 7:22, pág. 149). Cf. F. F. Bruce, Book of Acts, pág. 139 n. 43; W. C. Kaiser, Jr., Exodus, pág. 328 n. 10.

5 Como Friedman señala (R. E. Friedman, Commentary, pág. 181 n. 4:10):
“Lengua difícil” ocurre en otro lugar, Ezequiel 3:5–7. Ahí YHWH [Jehová] le dice a Ezequiel que no está siendo enviado a pueblos que son de “habla incomprensible ni de lengua difícil”, cuyas palabras Ezequiel no puede entender. YHWH dice, paradójicamente, que tales pueblos escucharían, ¡pero la casa de Israel no querrá oír! En ese contexto, “lengua difícil” se refiere a las naciones que hablan idiomas extranjeros. Cf. W. C. Kaiser, Jr., Exodus, pág. 328 n. 10.

6 Véase Éxodo 2.

7 Éxodo 5:1, 3.

8 Éxodo 4:16.

9 R. E. Friedman, Commentary, pág. 181 n. 4:10.

10 Recuerde que cuando Enoc fue llamado a predicar y profetizar (véase Moisés 6:23), “[venía] de la tierra de Cainán, tierra de [sus] padres, una tierra de rectitud hasta el día de hoy” (Moisés 6:41, énfasis añadido). Así, “el pueblo” (Moisés 6:26) entre el cual viajó y al que fue llamado a predicar el arrepentimiento estaba en una tierra diferente.

11 J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, pág. 148. Quizás también esté relacionado con el informe de Wahb b. Munabbih de que Enoc “era de voz suave y gentil en su manera de hablar”. J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, pág. 130.

12 E. Fox, Books of Moses, 1:277 n. 10, citando a M. Buber, Moses.

13 N. M. Sarna, Exodus, pág. 21 n. 10.

14 Moisés 7:13.

15 Moisés 7:13.

16 Moisés 6:32.

17 Éxodo 4:12.

18 F. I. Andersen, 2 Enoch, 39:5 (reseña más larga), pág. 162.

19 C. Meyers, Exodus, pág. 61, citando a G. Y. Glazov, Bridling of the Tongue, págs. 361–383. De manera más general sobre la “apertura de la boca” en la tradición egipcia, judía y cristiana, véase H. W. Nibley, Message (2005), págs. 164-182.

20 H. W. Nibley, Menssage (2005), pág. 176.

21 Véase Isaías 6:5–7. Para más información sobre la visión de Isaías, véase J. M. Bradshaw, How Might We Interpret.

22 H. W. Nibley, Message (2005), pág. 179.

23 Cf. Juan 9:6–7.

24 F. I. Andersen, 2 Enoch, 64:5 [J], pág. 190.

25 Ibíd., 25:1 [J], pág. 144.

26 R. Moses de León, Sefer Mishkan ha-‘Edut (ed. Bar-Asher), citado en J. C. Reeves et al., Enoch from Antiquity 1, pág. 321.

21 Véase Isaías 6:5–7.

28 Jeremías 1:9.

29 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 1:2, pág. 137. Cf. D. y C. 110:1: “los ojos de nuestro entendimiento fueron abiertos”.

30 G. W. E. Nickelsburg, 1 Enoch 1, 1:2, pág. 137.

31 J. Smith, Jr. et al., Manuscript Revelation Books, Facsimile Edition, Revelation Book 2, 48 [verso], 27 February 1833, págs. 508–509, ortografía y puntuación modernizadas. Véase también JM Bradshaw et al., God Image 2, Excursus 2: The Song of Enoch, pág. 449 v. 4; pág. 452, v. 7. De acuerdo con la “Canción de Enoc”, el evento ocurrió justo antes de la visión de Enoc en Moisés 7:4–11. Cf. “Con la punta de los dedos Dios le tocó los ojos” (E & MS, E & MS, 1:12 [May 1833]); Abraham 3:11–12. Véase J. M. Bradshaw et al., God’s Image 2, Endnote M6-8, pág. 93.

32 Aparentemente, los ojos de José Smith fueron tocados al comienzo de la Primera Visión, y quizás también antes de recibir D. y C. 76 (J. M. Bradshaw et al., God Image 2, Endnote M6-9, págs. 93-94). Andrew F. Ehat (comunicación personal) ha sugerido que, en relatos donde la aparición del Padre precedió a la del Hijo (véase, por ejemplo, J. Smith, Jr. et al., Histories, 1832-1844, pág. 13 n. 45), fue específicamente para que el Padre primero pudiera tocar los ojos del Profeta, “abri[endo] los cielos sobre [él]” (ibíd., Historia, aprox. verano de 1832) lo que le permitió ver al Salvador (C. L. Walker, Diary, 2 February 1893, 2:755–756). Véase también D. Bradley, Lost 116 Pages, págs. 45, 203–204, 230–231, 234–239, 255–256 para un análisis minucioso de otros eventos significativos relacionados con el toque del dedo de Dios.

33 Juan 9:6–7. Véase R. D. Draper et al., Commentary, pág. 95.

34 C. S. Keener, John, 1:780.

35 Nótese que “la saliva de ciertas personas, como un zab y un gentil, se consideraba impura y supuestamente era evitada por los judíos que eran escrupulosos en la observancia de la pureza” (J. Magness, Impurity, pág. 231).

36 Cf. Juan 20:22. Esto proporciona un término análogo apropiado para el renacimiento espiritual de Enoc, que en el Libro de Moisés está simbolizado y realizado por la apertura de su boca y sus ojos.

37 Moisés 6:36; énfasis añadido. En el versículo 63 de este mismo capítulo, la Creación, y su conexión con la nueva capacidad de Enoc para ver las cosas físicas y espirituales, se enfatiza aún más claramente: “Y he aquí, todas las cosas tienen su semejanza, y se han creado y hecho todas las cosas para que den testimonio de mí; tanto las que son temporales, como las que son espirituales; cosas que hay arriba en los cielos, cosas que están sobre la tierra, cosas que están en la tierra y cosas que están debajo de la tierra, tanto arriba como abajo; todas las cosas testifican de mí”.