Perspectiva del Libro de Abraham #27
Siendo “la única ilustración en nuestras Escrituras”, los facsímiles del libro de Abraham “llaman la atención no solo por su naturaleza rústica, sino por su propia existencia como un medio visual en medio de la palabra escrita”1. Los investigadores Santos de los Últimos Días y las personas laicas que están interesadas, han ofrecido varios enfoques diferentes para comprender los facsímiles y evaluar la validez de las interpretaciones de José Smith2. Algunos de los enfoques más comunes incluyen:
- Las ilustraciones eran originales de Abraham. Para interpretarlas, debemos observarlas de la misma manera en que Abraham o los egipcios en su época las habrían concebido.
- Las ilustraciones eran originales de Abraham, pero fueron modificadas con el paso del tiempo para que las utilizaran los antiguos egipcios. Las ilustraciones que se tienen conservadas en los facsímiles son copias alteradas de mucho tiempo después de los originales de Abraham. Para interpretarlas debemos considerar los elementos abrahámicos subyacentes y compararlos con la manera en que los egipcios comprendieron estas imágenes3.
- Las ilustraciones estaban relacionadas con el libro de Abraham cuando los papiros de José Smith fueron creados en el período Ptolemaico (alrededor del año 300-30 a. C.). Para poder interpretarlas, debemos observar lo que los egipcios de esa época pensaban que estos dibujos representaban 4.
- Las ilustraciones fueron relacionadas con el libro de Abraham por primera vez en el período Ptolemaico, pero para interpretarlas debemos mirar específicamente lo que los sacerdotes egipcios, quienes estaban integrando las prácticas religiosas judías, griegas y mesopotámicas en las prácticas nativas egipcias, habrían pensado acerca de ellas5.
- Las ilustraciones estaban vinculadas con el libro de Abraham en el período Ptolemaico, pero para interpretarlas debemos observar cómo las habrían entendido los judíos de aquella época6.
- Las ilustraciones nunca fueron parte del texto antiguo del libro de Abraham, sino que fueron adaptadas por José Smith para representar de manera artística el texto antiguo que reveló/tradujo. Podemos dar sentido a las interpretaciones de José al expandir nuestra comprensión de su función como “traductor”7.
Cada uno de estos enfoques tienen sus respectivas fortalezas y debilidades, pero ninguno por sí solo puede explicar toda la evidencia disponible. Por ejemplo, el primer paradigma (1) es una forma más directa de pensar acerca de los facsímiles, pero se ve seriamente socavado por el hecho de que los papiros de José Smith datan de muchos siglos después de la vida de Abraham8. Cada uno de los paradigmas (2, 3 y 4), son convincentes en distintos niveles, ya que pueden justificar los casos en que las interpretaciones de José Smith sobre los facsímiles se alinean con las de otros egiptólogos, pero ninguno de ellos puede explicar las interpretaciones en su totalidad desde una perspectiva egiptológica.
En cualquier paradigma que uno aplique, parece claro que las explicaciones de José Smith sobre los facsímiles eran originales para él (ninguna de las explicaciones aparece como texto junto a las ilustraciones sobre los papiros que poseía)9. “Hay aspectos de [estas explicaciones] que concuerdan con lo que los egiptólogos dicen que significan. Algunos [de ellos] son bastante convincentes. . . . . Sin embargo, cuando observamos la totalidad de cualquiera de los facsímiles, la interpretación egiptológica no concuerda con lo que José Smith dijo acerca de ellos”10. Sin embargo, esto es complicado por el hecho de que, aun cuando ninguna de las explicaciones de José Smith de los facsímiles concuerda en su plenitud con la manera en que los egiptólogos comprenden estas ilustraciones, en muchos casos reflejan acertadamente conceptos antiguos egipcios y semíticos11. Esto requiere que desentrañemos cuidadosamente las conjeturas que aportamos al abordar los facsímiles bajo cualquiera de los paradigmas teóricos mencionados anteriormente.
A pesar de algunos avances importantes en la investigación, “nosotros [aún] no sabemos [completamente] con qué comparar los facsímiles”.
¿José Smith nos estaba dando una interpretación que los antiguos egipcios habrían sostenido, o una que solamente un pequeño grupo de sacerdotes interesados en Abraham habría mantenido, o una que un grupo de judíos antiguos en Egipto habrían retenido, o algo que otro grupo en conjunto habría sostenido, o estaba dándonos una interpretación que necesitábamos recibir para nuestro beneficio espiritual sin importar cómo los grupos antiguos los habrían visto? No lo sabemos. Aunque [los investigadores] pueden defender bastante bien la idea de que algunos egipcios podrían haber visto el Facsímile 1 de la manera en que lo presenta José Smith, [todavía] no estamos seguros de que esa sea la metodología que deberíamos emplear. Simplemente no sabemos lo suficiente sobre lo que José Smith estaba haciendo para estar seguros de cualquier posible comparación, o la falta de ella12.
Lo que queda claro de todo esto es que “se necesita hacer mucho más trabajo antes de que podamos comprender los facsímiles en su entorno egipcio antiguo, y solo entonces será significativo preguntarse si esa comprensión coincide con la de José Smith (en la medida en que entendamos incluso eso)”13. Por ejemplo, “el Facsímile 3 siempre ha sido el más descuidado de los tres en el libro de Abraham. Desafortunadamente, la mayoría de lo que se ha dicho acerca de este facsímile, es gravemente deficiente en el mejor de los casos y altamente erróneo en el peor”14. Sin embargo, algunos trabajos valiosos realizados en los años recientes, han ayudado a remediar esto al situar mejor este facsímile en su contexto egipcio antiguo15. A medida que ese contexto se ha vuelto más claro, los elementos de las explicaciones de José Smith se han vuelto más plausibles (aunque otros elementos siguen estando en desacuerdo con las teorías egiptológicas actuales).
Cualquiera que sea el paradigma teórico que se adopte al abordar los facsímiles, se puede argumentar de manera respetable que, varias explicaciones de José Smith capturan con precisión los conceptos del antiguo Egipto (incluso le dio al blanco en algunos puntos) que de otra manera habrían estado más allá de su capacidad natural para saber16. Cualquier enfoque honesto de los facsímiles debe reconocer esto y tomarlo en cuenta. Sin embargo, al mismo tiempo esto no es necesariamente evidencia concluyente de que los propios facsímiles realmente se utilizaron como ilustraciones para el registro de Abraham en la antigüedad. Entonces, por ahora, el mejor enfoque hacia los facsímiles sería mantener una mente abierta e inquisitiva y seguir realizando las mejores preguntas que podamos, con base en la mejor evidencia e información disponible.
Otras lecturas
John Gee, “A Method for Studying the Facsimiles”, FARMS Review 19, no. 1 (2007): 347–353.
Kevin L. Barney, “The Facsimiles and Semitic Adaptation of Existing Sources”, en Astronomy, Papyrus, and Covenant, ed. John Gee y Brian M. Hauglid (Provo, UT: FARMS, 2005), 107–130.
Michael D. Rhodes, “Teaching the Book of Abraham Facsimiles”, Religious Educator 4, no. 2 (2003): 115–123.
Notas al pie de página
1 John Gee, “A Method for Studying the Facsimiles”, FARMS Review 19, no. 1 (2007): 347.
2 John Gee, A Guide to the Joseph Smith Papyri (Provo, UT: FARMS, 2000), 33–41; “A Method for Studying the Facsimiles”, 347–353; “The Facsimiles”, en An Introduction to the Book of Abraham (Salt Lake City y Provo, UT: Deseret Book y Religious Studies Center, Brigham Young University, 2017), 143–156; Hugh Nibley, “What, Exactly, Is the Purpose and Significance of the Facsimiles in the Book of Abraham?” Ensign, marzo de 1976, 34–36; “The Facsimiles of the Book of Abraham: A Response”, en An Approach to the Book of Abraham (Provo, UT: FARMS, 2009), 493–501; Michael D. Rhodes, “Teaching the Book of Abraham Facsimiles”, Religious Educator 4, no. 2 (2003): 115-123; “Facsimiles from the Book of Abraham”, en The Encyclopedia of Mormonism, ed. Daniel H. Ludlow, 4 Vols. (New York: Macmillan, 1992), 1:135–137; Kevin L. Barney, “The Facsimiles and Semitic Adaptation of Existing Sources”, en Astronomy, Papyrus, and Covenant, ed. John Gee y Brian M. Hauglid (Provo, UT: FARMS, 2005), 107–130; Allen J. Fletcher, A Study Guide to the Facsimiles of the Book of Abraham (Springville, UT: Cedar Fort, Inc., 2006); Terryl Givens, The Pearl of Greatest Price: Mormonism’s Most Controversial Scripture (New York, NY: Oxford University Press, 2019), 142–153.
3 Rhodes, “Teaching the Book of Abraham Facsimiles”, 115–123.
4 Gee, “A Method for Studying the Facsimiles”, 347–353.
5 Kerry Muhlestein, “The Religious and Cultural Background of Joseph Smith Papyrus I”, Journal of the Book of Mormon and Other Restoration Scripture 22, no. 1 (2013): 20–33.
6 Barney, “The Facsimiles and Semitic Adaptation of Existing Sources”, 107–130.
7 Givens, The Pearl of Greatest Price, 180–202.
8 Michael D. Rhodes, The Hor Book of Breathings: A Translation and Commentary (Provo, UT: Foundation for Ancient Research and Mormon Studies, 2002), 3.
9 Con respecto a la autoría de las explicaciones de los facsímiles, se debe tener en cuenta que “[a]unque no sabemos si José Smith es el autor original de estas interpretaciones, sabemos que participó en preparar las interpretaciones publicadas y dio su aprobación en la edición”. Kerry Muhlestein, “Joseph Smith’s Biblical View of Egypt”, en Approaching Antiquity: Joseph Smith and the Ancient World, editado por Lincoln H. Blumell, Matthew J. Grey y Andrew H. Hedges (Provo, UT: Religious Studies Center; Salt Lake City: Deseret Book, 2015), 469n10.
10 Stephen Smoot, “Egyptology and the Book of Abraham: An Interview with Egyptologist Kerry Muhlestein”, Blog de FairMormon (noviembre 14, 2013).
11 Además de las fuentes citadas anteriormente, véase también Michael D. Rhodes, “The Joseph Smith Hypocephalus…Twenty Years Later”, FARMS Preliminary Report (1997); John Gee, “Abracadabra, Isaac, and Jacob”, Review of Books on the Book of Mormon 7, no. 1 (1995): 19–84; Hugh Nibley y Michael D. Rhodes, One Eternal Round (Provo, UT: FARMS, 2010).
12 Smoot, “Egyptology and the Book of Abraham”.
13 Gee, “A Method for Studying the Facsimiles”, 353.
14 John Gee, “Facsimile 3 and Book of the Dead 125”, en Astronomy, Papyrus, and Covenant, ed. John Gee y Brian M. Hauglid (Provo, Utah: FARMS, 2005), 95.
15 Gee, “Facsimile 3 and Book of the Dead 125”, 95–105; Quinten Zehn Barney, “The Neglected Facsimile: An Examination and Comparative Study of Facsimile No. 3 of The Book of Abraham”, MA thesis, Brigham Young University, 2019.
16 “El egipcio no se entendía realmente en los días de José Smith. Ni una sola inscripción en jeroglíficos o escritura hierática había sido traducida completamente antes de su muerte, y ninguna fue publicada hasta siete años después. José Smith no formaba parte de la tradición de Champollion a la que la egiptología pertenece hoy en día. Cualquier conocimiento que pudiera haber tenido no provenía de esa fuente, y de hecho, todos están de acuerdo en eso”. John Gee, “Joseph Smith and Ancient Egypt”, en Approaching Antiquity, 443.